Aunque, con el propósito de obtener pruebas materiales, pusieron todos los medios tecnológicos conocidos a su alcance (el principal la fotografía, técnica que a finales del siglo XIX y principios del XX estaba en pleno auge), los resultados fueron poco o nada concluyentes. Las circunstancias en las que se daba el fenómeno y la naturaleza incontrolable del mismo: no se podía forzar, ni obtener a voluntad, las impresiones fotográficas debían hacerse a oscuras o con escasa luz (las imágenes salían borrosas o defectuosas), los controles no tenían ningún rigor ni garantía (cuando se establecían controles con un mínimo de exigencia las experiencias mediúmnicas caían en picado o simplemente eran inexistentes), los médiums se negaban a participar si se les imponían determinadas condiciones; tantas pegas, tantas dificultades, tantos fracasos impedían situar la manifestación en el entorno del laboratorio donde poder realizar una investigación de calidad que pudiera dilucidar la autenticidad de los hechos observados, despejar dudas y alejar las continuas sospechas de simulación, engaño y fraude. Sin embargo, estas investigaciones no cayeron en saco roto; al convertir al médium en sujeto de análisis, se buscaron las causas de los fenómenos en el interior de su mente, se produjeron avances en el campo de la psicología experimental, contribuyó al desarrollo de teorías sobre el desconocido dominio del subconsciente, al progreso en el diagnóstico de las patologías psicológicas como los trastornos de personalidad múltiple, la histeria o el sonambulismo; la evolución en el estudio de la sugestión y las alucinaciones individuales y colectivas; el uso clínico de la hipnosis (hipnoterapia); o el nacimiento de la Metapsíquica, una corriente, fuerza auxiliar del espiritismo, que intentó, a través de la ciencia, atraer a escépticos y materialistas con el atrayente objetivo de "averiguar el destino de nuestras almas y nuestras personalidades psíquicas en el tiempo y en el espacio".
Aunque el movimiento espiritista estaba firmemente establecido, bien organizado y contaba con medios suficientes de propaganda, no gozaba de credibilidad dentro del espacio científico, por lo tanto dirigió sus esfuerzos en llamar la atención de diferentes profesionales próximos a la ciencia con la intención de ganarse respetabilidad y hacerse publicidad, pero no para conocer la verdad; aún así los científicos que participaron en estas experiencias trataron de buscar una explicación científica, y por unas vías llegaron otras, abriendo nuevas disciplinas de investigación y estudio.