Ángel paniagua

Por Acalvogalan

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Vicente Velasco Montoya


Bio-bibliografía


Ángel Paniagua (Plasencia, 1965) es licenciado en Historia del Arte. Ha publicado críticas de cine, y de exposiciones de pintura y escultura en los diarios La Verdad y La Opinión de Murcia, así como poemas, traducciones y reseñas de libros en revistas literarias (Silvestra, Signos, Arrecife, La Isla Desnuda, Postdata, Renacimiento, Quimera, Hache, Antaria, El coloquio de los perros y otras). Incluido en la antología 10 menos 30. La ruptura interior en la poesía de la experiencia (L.A. de Villena, Pre-Textos, 1997), es autor de los libros de poesía: En las nubes del alba (Premio Murcia Joven de Poesía 1989, Universidad de Murcia, 1990); Si la ilusión persiste (ERM-Tres Fronteras, 1991); Treinta poemas (Comares/Postdata, 1997); Bienvenida la noche (2ª edición, corregida y aumentada, de Si la ilusión persiste, ERM-Tres Fronteras, 2003); El legado de Hamlet (Renacimiento, 2003); Una canción extranjera (Premio Antonio Oliver Belmás, ERM-Tres Fronteras, 2004); Gaviotas desde el «Ariel» (Premio Villa de Cox, Pre-Textos, 2005). También ha publicado la traducción al castellano de Focs d'octubre, del poeta catalán Francesc Parcerisas (Fuegos de octubre, Linteo, 2008).

Blog: http://ajustesyotrascuentas.blogspot.com/

Página web: http://www.angelpaniagua.es

Poética


ATARDECER CON WALLACE STEVENS

Mirar por la ventana es sólo uno

de los actos posibles en esta tarde muerta.

Mirar con anodina indiferencia

a los niños que juegan en la plaza,

a sus madres sentadas en los bancos

o fumando de pie, junto al marido,

todavía —las siete— con las gafas de sol.

Una sola pobreza es suficiente

para entender las otras. Una sola

canción puede arrancar distintas lágrimas,

dependiendo del grado de tristeza

—o de conformidad con la tristeza—

de quien la escucha. Una sola vida

podría contener todas las vidas.

Un poema difícilmente puede

contener sentimientos imposibles

de encontrar en cualquiera, ni agotarlos:

un poema es un gesto que todos han escrito

cuando uno lo copia en el papel,

un fragmento de vida en que el poeta,

hablando de sí mismo, habla de todos.

Poemas


POETA MENOR

Entre tanto mirar hacia lo alto,

volvió un día los ojos a sus pies

y los vio sucios, enfangados

en un barro de luces de neón

y copas rotas, en un suelo

pegajoso de cola y whisky malo,

y se puso a pensar en tantas noches

leyendo Four Quartets, las Duineser

Elegien o el Animal de Fondo...

Y es que siempre tentó la metafísica,

las palabras con que explicar el mundo

sin tener que bajar a donde ahora

se encontraba, de nuevo en el tugurio,

rodeado de gentes sin control

ni deseos, de aquella danza loca

sin principio ni fin, y aquellos rostros

contraídos y puños golpeando

las paredes, como locos derviches,

solos unos con otros:

era el tiempo que cada noche amaba

y odiaba hasta el delirio, la pasión

de salir, cada sábado nueva y repetida.

Al volver se acostaba con premura,

para evitar la inercia de la autoconfesión

del diario que sólo recogía

realidad cada noche, despojada

del velo inculpatorio, pura y simple,

tal cual la había bebido, acariciado

y pagado.

Y en el umbral del sueño

no podía evitar la sensación

—recordando sus pies allí clavados—

de haber perdido el tiempo en la grandeza

de temas trascendentes, inmortales.

Entendía por fin que no sería

más que un jardinero en el Parnaso,

uno de esos —en frase cruel de Torga—

que sólo han conocido de las musas

la blanca vestidura y los cabellos,

Y que los versos puros, alejados

del mundo y de sí mismo, en los que hablaba

—con la audacia del desconocimiento—

del más allá, la muerte y el futuro,

no habrían de salvarle del olvido.

(de Bienvenida la noche)

LA MIRADA DE ULISES

Hay guerra a unos kilómetros de aquí,

alguien está luchando contra el mundo

sin fe que le rodea, contra el aire

que llena sus pulmones y las nubes

que descargan el odio de sus padres

y la rabia iracunda de sus hijos,

contra la lluvia ácida del tiempo

que cae sobre su rostro y va dejando

sin pelo su cabeza, borra el brillo

de sus ojos y le hace comprender

su papel de comparsa.

Alguien empuña,

a sólo unos kilómetros de aquí,

un oxidado máuser cuyas balas

de miedo, humedecidas, ya no pueden

librarle de la imagen de esas máscaras

que le ocultan los rostros enemigos;

alguien cerca de aquí nos amenaza

con un horror que quiere compartir,

se siente sólo y quiere envenenarnos

con la angustia de su existencia pobre,

con el desprecio antiguo que ha heredado

de sus antepasados por la vida.

Alguien cerca, muy cerca de nosotros,

quiere hacernos entrega de sus dientes

partidos en la lucha, de sus dedos

cortados, sin falanges y sin uñas,

o hacernos prisioneros e incautarse

de las nuestras, para poder seguir

escarbando hacia el centro de la nada.

(de El legado de Hamlet)

TODO OCURRE EN UN TIEMPO

Tinc un gran cansament del que he vist i sentit

Josep Carner, Hi ha matins...

Nada ha cambiado. El tiempo pasa

mientras suenan canciones que apenas se comprenden,

tan lento o tan veloz como en los días

en que aún resultaban envidiables

sus vanos adjetivos.

La primavera enseña ya sus dientes

de invierno disfrazado, acompañando

su risa melancólica con gestos engañosos,

va alargando los días y devuelve

las ropas del pudor a los armarios.

Y la sabiduría, la templanza

ante la adversidad, la pulcritud

exacta del semblante acomodándose

a cada situación, ya no resultan

envidiables, más bien un lastre absurdo...

Todos los puertos que la imaginación

adornó son un mismo anciano, pobre

y harapiento, cuyos brazos extendidos

invitan a virar hacia la nada.

Cada año que pasa tiene menos

sentido equivocarse al situar

un rostro en el pasado, porque pocos

merecen tal esfuerzo de memoria.

Y cada primavera es un invierno

más cercano y real cuanto más cerca

te la encuentras del cuenco en que la nada

va posando su polvo sobre todos

los pétalos de rosa.

Cada vez

las mañanas invernales tienen menos

y menos densidad ¾como el deseo,

la luz o los colores...

Es cierto que los dioses

no tuvieron más sustancia que nosotros,

como también lo es que no tuvieron

más consistencia: sólo

son sueños que soñamos que nos sueñan.

(de Una canción extranjera)