Las parejas que han pasado por un tratamiento de fertilidad, hayan tenido dificultad para quedarse embarazadas o sufrido abortos en las primeras semanas de gestación, pueden alcanzar un nivel de obsesión bastante grande pensando en si el feto estará bien o si su desarrollo es el correcto.
Nuestro caso no fue una excepción y después de haber tenido un bioquímico y varios embriones transferidos que no llegaban a implantarse llegó el momento del primer positivo, la alegría es indescriptible y sólo comparable con el miedo a que algo no saliese bien y se fuese otra vez todo al traste. El pesimismo que te invade cuando llevas una serie de tratamientos de fertilidad que no han fructificado, impide que puedas disfrutar como se merece la alegría de un embarazo después de tanto sufrimiento.
Como muchos sabéis, las primeras semanas son un horror, en mi caso buscaba síntomas de embarazo en mi mujer sin decirle nada para que ella no se obsesionase, aun sabiendo que no tenía porque notarlos. A su vez percibía en ella el mismo nerviosismo.
En uno de los ataques de paranoia, buscando por internet, me topé con el “Angel Sounds” un detector de latidos mediante el cual puedes escuchar el corazón del bebé desde casa. Después de mucho valorar los “pros” y “contras” de tenerlo decidí comprarlo y “regalárselo” a mi mujer.
Podemos encontrar dos modelos, Angel Sounds -C y Angel Sounds -D. La diferencia principal entre ambos estriba en que con el primer modelo tienes que utilizar auriculares para escuchar el latido, mientras que el segundo trae un altavoz incorporado (con posibilidad de conectar auriculares) además de una pantalla LCD que muestra el número de latidos por segundo.
Ambos aparatos permiten la conexión de un cable para poder hacer una grabación en el ordenador y guardarla para posterior reproducción.
La base del funcionamiento de este tipo de aparatos es el efecto Doppler. Sin entrar en tecnicismos diremos que el aparato envía una serie de pulsos de ultrasonidos (ondas acústicas con frecuencia superior a la del umbral de audición del oído humano) que atraviesan la piel y llegan al feto, cuando estas ondas encuentran algo en movimiento, como por ejemplo el corazón, rebotan y vuelven hacia el equipo con una frecuencia diferente, en función al valor de esta frecuencia, podemos conocer la velocidad de esos movimientos y traducir dichos movimientos a sonidos. De esta manera oiremos cada latido que haga el corazón.
También oiremos cualquier movimiento que haga el feto o los latidos de la propia madre.
Bajo mi experiencia quiero hacer varias recomendaciones:
- En las primeras semanas es muy difícil detectar el latido fetal, recomendando usarse a partir de la semana 14 ó 16.
- Aplicar tanto en la piel como en el aparato una buena cantidad de gel conductivo, esto hará que los ultrasonidos antes de entrar en contacto con la piel no sufran mucha atenuación debido al aire. Si se nos acaba el gel, podemos encontrarlo en cualquier farmacia.
- Empezar a buscar por encima del hueso púbico e ir moviendo poco a poco la sonda hasta detectar los latidos.
- No desesperarse si no se localiza el sonido, dentro del cuerpo cualquier movimiento produce distorsión y esto complica la localización. Podemos tener dificultad al mezclarse los latidos de la madre, movimientos del feto, gases…etc.
- Aunque los ultrasonidos no son radiaciones y por tanto son inocuos para el cuerpo humano, nuestra matrona nos comentó que el uso prolongado de este tipo de equipos puede elevar un poco la temperatura del líquido amniótico, por tanto no es recomendable hacer sesiones prolongadas.
- Antes de comprarlo, valorar si la tranquilidad que produce el escuchar el corazón de tu hij@, se puede transformar en obsesión si en alguna ocasión no detectamos el latido. Como se suele decir “que sea peor el remedio que la enfermedad”.
Para concluir me gustaría puntualizar que en el mercado hay gran variedad de marcas y modelos de doppler fetal, no obstante nos hemos centrado en el “Angel Sounds” porque es el que tenemos y por tanto hemos probado.
Nuestra opinión es muy positiva puesto que conseguimos escuchar el latido de nuestras hijas, tranquilizándonos en muchas ocasiones y grabarlo para mostrárselo cuando sean mayores, no obstante destacar que el contador de pulsos que aparece en la pantalla LCD normalmente no era capaz de contar dichos pulsos, ya que cualquier otro sonido detectado distorsionaba la medida.
Autor Fermín Trujillo