El pasado domingo, la canciller Federal, Angela Dorothea Merkel revalidó con contundencia su cargo. La canciller se hizo con más del 41% de los sufragios, dejando a su formación, la CDU, a las puertas de la mayoría absoluta.
Es un triunfo rotundo y sin matices. Pese a este resultado, el sistema electoral alemán hace difícil conseguir una mayoría absoluta al mezclar proporcionalidad con un sistema mayoritario. Merkel estuvo a las puertas de una hazaña no vista en Alemania desde los tiempos de Adenauer, fundador de la CDU y de la misma RFA.Ninguna encuesta electoral había reflejado unos resultados tan buenos para la Canciller y la CDU. Un serio disparo de advertencia de lo que estaba por venir lo vimos en los resultados bávaros un domingo antes de las elecciones federales, donde la CSU arrasó y se anunciaba el cataclismo de los liberales al quedar fuera del parlamento del Land, pese a ello pocos pensábamos que semejante éxito de la CSU pudiera trasladarse a la Dieta federal por lo conservador del electorado de Baviera.Como comentamos en una entrada anterior, la victoria de la CDU se debe principalmente a la figura de Ángela Merkel. Ha sabido transmitir la imagen de rompeolas de la crisis del Euro y ha calado el mensaje de que el contribuyente alemán estaría más seguro con ella en la Cancillería. Hasta tal punto ha sido mérito personal de la Mutti, que una encuesta de la ARD, la TV pública alemana, reflejaba que más del 50% de los votantes de la CDU lo hacía por la figura de Merkel y solo un 8% por el ideario del Partido.
El consuelo para la el SPD es que, al contrario de lo que pasa con la CDU, la mitad de sus electores han optado por ellos debido al ideario del partido y un 5% solo por el candidato. Es un triste consuelo, pero nos indica que, de encontrar a un buen candidato a la cancillería, podría construir una mayoría electoral sobre mejores bases de programa o ideológicas.
Los liberales del FDP, importante partido bisagra que ponía y quitaba cancilleres durante la historia reciente de Alemania, se ha quedado por primera vez fuera de la Dieta Federal. Con un 4'7% de los votos no ha conseguido superar el mínimo impuesto por la legislación electoral y más de 90 diputados se han quedado sin trabajo.
La escandalosa revelación de que líderes del partido apoyaron la legalización de las relaciones con menores de edad, ha lastrado los intentos de recuperación del electorado perdido. Los verdes han sido víctimas de la camaleónica forma de hacer política de Ángela Merkel cuando, tras el desastre de Fukushima, cambió su política energética y anunció el cierre de las centrales nucleares alemanas, adueñándose del mantra de los ecologistas. Tampoco ayudó en absoluto las propuestas electorales basadas en una subida generalizada de impuestos para asegurar la asistencia social del Estado germano a los más desfavorecidos.
Por su parte, die Linke, el outsider de la política germana, ha cosechado un resultado digno teniendo en cuenta la focalización de su voto. Ha descendido un 3'3% con respecto a la legislatura anterior, pero la bajada de los verdes lo sitúan en un privilegiado tercer puesto.Con estos resultados es evidente que la labor de formar gobierno recae de nuevo sobre la CDU que, a pesar de su contundente victoria, desea evitar un gobierno en minoría como viene siendo habitual en la tradición alemana. Se suele buscar mayorías parlamentarias que ahorren sorpresas desagradables, más en una época en que la Dieta federal tendrá que votar no pocas ayudas comunitarias como ya se ha anunciado. Por ello la CDU ha comenzado las negociaciones para formar un gobierno con un apoyo parlamentario estable.
No entrar podría ser fatal para los socialdemócratas alemanes, podría parecer que actúan solo atendiendo a los intereses de partido y podría relegar al SPD a una insignificante jefatura de la oposición. La otra opción de la CDU es la formación de una coalición con los Verdes. El collar de cuentas verdes y negras que la canciller lucía la noche electoral parecía un mensaje oculto. Pero las experiencias de la colaboración entre conservadores y ecologistas han terminado mal. A pesar de ello, los Verdes se dejan querer aunque su propuesta de subir los impuestos se encuentra lejos de las intenciones de la canciller. Otra opción, descartada desde el principio, pero que ha seducido a no pocos tertulianos patrios de izquierda es la formación de un gobierno tripartito de izquierdas formado por el SPD, ecologistas y Die Linke. No sólo ha sido una opción repetidamente desechada por el SPD, sino que iría escandalosamente contra el mandato de las urnas.
Estas consideraciones, sin duda, están sobrevolando la Willy Brandt Haus. A pesar de lo cual, parece probable que el SPD entrará a formar parte del gobierno. A ello le animan muchos sectores socialdemócratas desde dentro y fuera de Alemania. Desde Bruselas se ve la entrada de los socialdemócratas como una pequeña palanca que empuje a Merkel a dar los pasos necesarios para sacar adelante una agenda económica europea con asuntos tan urgentes como la unión bancaria o la tasa sobre transacciones financieras.
Sería atrevido hacer un pronóstico a cuatro años vista, pero ante la voluntad de Merkel de no estar los dieciséis años de su mentor Kohl, se plantea la cuestión de qué hará la CDU una vez que Angie se retire. ¿Hay vida en la CDU después de Angela Merkel? No es una pregunta baladí, aunque sea prematuro hacerla a día de hoy, puesto que la mayor parte del electorado ha apostado por ella personalmente más que por su partido. Veremos si la CDU puede dar respuesta a esa incógnita a lo largo de la presente legislatura.