A penas puede comunicarse normalmente. Su voz cazalla apenas le permite emitir unos sonidos guturales.
Los culturetas la consideran una sex-simbol y le dan una y otra vez papeles de madurita ama de casa, enamoradísima de su marido que descubre como éste, gordo y calvo se la pega con la secretaria.
Actualmente está muy derroida y solo le pegan papeles de yonqui rehabilitada o lumi de la cañada.