Angola: una boda en la playa de ilha do cabo en luanda

Por Merche_62

Este verano decidimos viajar a Angola con un pequeño grupo de amigos desde Barcelona.


Nada más aterrizar en Luanda y cambiar algo de euros a kwanzas, la moneda local,  alquilamos un 4x4 en el mismo Aeropuerto 4 de Febreiro para los próximos tres días.


Nos fuimos en taxi hasta Casa Natalia, un alojamiento cercano al centro donde nos guardaron las mochilas y salimos a tomar unos cafés. 


Nos encaminamos por una avenida que bajaba hacia el centro buscando el Palacio de Ferro, un bonito edificio colonial con filigranas en hierro que pertenecía al universo estético de Gustave Eiffel y que fue construido para la Exposición Universal de París en 1889. 


Fue traído en un barco que iba a Madagascar pero debido a las fuertes lluvias, acabó en las costas de Angola donde fue reconstruido de nuevo.


Seguimos bajando la avenida y pudimos ver varios edificios bien restaurados. La mayoría eran escuelas católicas y universidades.


Llegamos hasta el Paseo Marítimo. Cerca se encontraba el emblemático edificio del Banco Nacional de Angola. Ya en la playa vimos el letrero EU LOVE LUANDA y un señor se ofreció a hacernos una foto del grupo. Unas chicas que se encontraban cerca también accedieron a fotografiarse.



Visitamos la Fortaleça de Sao Miguel, construída por los portugueses y donde actualmente alberga el interesante Museo Nacional de Historia Mulitar. 



Desde aquí se veía una gran una panorámica del barrio de pescadores y de la bahía con el skyline de fondo.



En la lengua donde se encontraba Praia do Bispo  tomamos unos chocos con salsa y cerveza local Cuca en el Restaurante Moan-An. Celebramos la llegada a Luanda con cerveza local Cuca, la  más famosa del país.

En la playa se estaba celebrando una boda. La mayoría de mujeres iban engalanadas con vestidos en color verde. 



De pronto apareció la novia vestida de blanco llevando un ramo de rosas blancas. Iba acompañada de su padre y la madrina le arreglaba el velo mientras cruzaba una alfombra roja extendida en la arena. 


Un violinista tocaba música nupcial y finalmente cuando la novia llegó al improvisado altar decorado con flores blancas, el novio la recibió emocionado al verla tan guapa. Todos fuimos testigos de ese bello momento en sus vidas.