Si leíste mi anterior artículo sobre la depresión, es posible que hayas podido ponerte un poco en la piel, del que sufre o ha sufrido esta terrible enfermedad. Después de haberte puesto en antecedentes, de una forma un tanto poética, de lo que fue la experiencia que yo viví, esta vez, quiero profundizar un poco más, en los síntomas que aparecen en esta enfermedad, que se torna invisible y en muchos casos incomprensible, para las personas que se encuentran alrededor de aquel que lo padece.
A su vez, es frecuente que al acompañante o familiar, comprenda o no al enfermo, le aparezca la gran dificultad, de no saber cómo hacer salir a la persona deprimida, del letargo en el que se ve envuelta con esta enfermedad. Muchos familiares sufren a diario, la incertidumbre de no entender lo que le ocurre a esa persona amada, que parece estar encadenada a un destino paralizante, sin color y sin un fin diferente de la realidad que observan.
Vamos a analizarlo un poco más en profundidad:
Depresión. La enfermedad invisible
La depresión es algo que en muchas ocasiones, no se ha tomado en serio, precisamente porque es una enfermedad, que no se ve. Para que puedas hacerte una idea de cómo es, te diré que, la depresión, aparece como si poco a poco, se fuese formando a tu alrededor una burbuja cristalina que te envuelve, te aísla, te domina y te distorsiona la realidad, sobre todo, tu realidad. Se va instalando sin que te des cuenta, disfrazada de tristeza, hasta que llega el momento en el que, no sabes bien lo que te pasa, ni como solucionarlo. Solo te sientes desdichado, perdido y sin energía.
La depresión poco a poco te va aislando del mundo, al igual que te va quitando las ganas de vivir. Suavemente va haciendo que no sientas nada, solo vacío, y tu autoestima va en caída libre hasta el fondo de un precipicio imaginario. Los pensamientos negativos te van invadiendo cada vez más, haciendo que sientas que, con cada día que pasa, vas teniendo menos valía como persona. La sensación de que nada te importa y sobre todo, de que a nadie le importas, se hace presente, por lo que, desaparecen las razones de lucha y te abandonas.
Anhedonia, uno de los síntomas principales
Imagina que desde entonces, nada te apasionara, y todo lo que entrase en tu vida llegase sin emoción alguna. Todo lo que apareciera ante tus ojos, sería visto con el mismo filtro inapetente e indiferente para ti. Todo lo que escuchases o lo que leyeses te dejaría en el mismo punto de insensibilidad, y sentirías que, ninguna de tus relaciones personales te podría hacer sentir emotividad alguna.
Parece algo ficticio, pero realmente, la anhedonia es un síntoma que aparece en distintos trastornos y enfermedades, y que se encuentra en forma muy acusada en la depresión, como un aliado fiel para ayudar a atraparla en su red paralizadora. Es la incapacidad para experimentar placer e interés en todas las actividades que se realizan en la vida, por lo que, todo lo que entra por tus sentidos carece de satisfacción y de pasión.
Los síntomas físicos son invisibles al ojo humano
A nivel corporal aparece la ansiedad, que te impide respirar con normalidad, y la energía queda bajo mínimos, por lo que tu cuerpo, parece que no te responde, cuando quieres hacer cualquier actividad. Simplemente, está agotado, sin fuerza alguna. Este cansancio inagotable y continuo, junto con la anhedonia que padeces, hace que poco a poco dejes de hacer todo lo que antes hacías, y te vas encerrando en un letargo constante y profundo, impidiéndote hacer una vida normal, hasta el punto de que te cueste hacer incluso, las cosas más cotidianas del día a día, cosas tan sencillas como hacer una cama, o subir una escalera.
El reflejo de tu hogar es tu interior
Dicen que la casa es el reflejo de tu vida, por lo que, a medida que tu vida se va desorganizando, tu casa también lo hará. El desorden y la suciedad irán tomando terreno hasta formar en tu hogar, el espejo perfecto del caos de tu mente. Puede que sea fácil formarte el hábito de procrastinar, por lo que irás aplazando continuamente lo importante, por cosas banales que te mantengan la mente ocupada.
El cuidado personal también se deteriora. Cuando uno no se siente bien consigo mismo es frecuente que deje de cuidarse. Puede que se deteriore el aseo personal e incluso empeore la alimentación, buscando más alimentos enriquecidos en grasas (sobre todo saturadas) y azúcares, e incluso pudiendo dar paso libre a bebidas alcohólicas y/o a tabaco, buscando un alivio inmediato, que a la larga será perjudicial para la salud.
La soledad como aliada
Por otro lado, sientes que nadie es capaz de comprenderte, y empiezas a evadir cuando te preguntan como estás, por lo que, vas dejando de relacionarte con los demás, aislándote del mundo, para evitar sentir, la vergüenza de que vean tu situación y aparezca la crítica gratuita, que ayude a que cada vez ingieras aún más, ese alimento inconsciente que te has creado, lleno de culpabilidad, negatividad, tristeza y ansiedad, que circula constantemente por tus venas, como un círculo vicioso que no tiene escapatoria.
Lo más peligroso de una depresión es sin duda, la aparición de la idea del suicidio. Hay muchas personas que se han llegado a quitar la vida porque no veían otra salida a su situación. Hay otras que quizá no piensan en suicidarse, pero tampoco les importaría morir.
La verdad es que es muy triste llegar a ese momento en el que, como decía en mis artículos anteriores, te acostumbras a vivir muriendo, pero desgraciadamente, hay muchísimas personas que han acumulado tanto en sus vidas, o simplemente han pasado por alguna experiencia tan intensa, que su cuerpo y su mente deciden parar, viendo la vida, como un único camino sin retorno y sin salida.
Si has vivido o estás viviendo esta situación, o incluso conoces a alguien que esté pasando por una depresión, posiblemente te sentirás reflejado en muchas de las palabras que has leído.
Solo quiero que sepas, si estás pasando por algo parecido, que solo se puede salir de esa burbuja, si decides firmemente que quieres salir de ella. Posiblemente tendrás que buscar, esa razón de lucha escondida, que puede hacer que empieces de nuevo a salir adelante, y, cuando lo hayas encontrado, será el momento de sacar toda la fuerza interior que aún tienes escondida y pedir ayuda.
La vida no es un camino de único sentido, y te aseguro que, si te convences realmente que puedes salir a otros senderos, lo podrás hacer. No va a depender de los ánimos o desánimos que encuentres en los demás, sino únicamente de los que tu mismo te proporciones.
¡A veces hay que caer para volverse a levantar con más fuerza!
En mi próximo artículo te daré algunas estrategias que pueden servirte para dejar de dar alimento a la depresión, y empezar a dar pasos hacia una vida nueva. Te invito a que estés atento para que puedas leerlo y, si te resulta útil, aplicarlo en caso de que estés viviendo una situación similar.
Como siempre, te doy las gracias por leer. Si te ha gustado y/o te ha sido útil te invito a que lo compartas.
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