Sentado a orillas del rió, pensando en tus caricias, de aquella
noche en que estuvimos juntos. Hoy te escribiré muchas canciones
pidiendo a Dios que acepte tus peticiones.
Siempre cuando miro al cielo, tú apareces tan bella como siempre,
y anhelo que te encuentres a lado mio en aquel momento. El amor
hacia ti es lo único que durara tanto como mi vida, todo lo
demás se desvanecerá con el transcurrir del tiempo.
Yo siempre te amare y te digo que por cualquier cosa que pase,
nunca me arrepentiré, pues, yo quisiera ser un picaflor y que
tú seas mi flor, estoy sediento de tu amor.
Quisiera ver tus ojos con una mirada fija hacia
los míos, besar tu boca y oír tu corazón,
quisiera que seas compañera de mi vida.
Todos los días los paso pidiendo al Señor
para que tú estés a lado mio y sentir tu calor, abrazarnos
fuerte y sentir tu amor. Te cuento que siempre al verte
me emociono, pero me desespero cuando no te veo.
De igual manera quisiera que te hagas respetar con los demás
y que seas capaz de resolver todos tus problemas. No quisiera
que dudes por el amor que te daré, pues en las noches me
desvelo pensando en ti.
Cuando tu boca me toque, siempre te diré todo el cariño que tus
labios me provoquen, como quisiera que se haga realidad.
Pues, contigo mi destino cambiara, se que tú me ayudaras
a iluminar las zonas oscuras de mi vida.
Cariño, tú para mí, eres una rosa
que nunca se marchitara.
Edgar A. Núñez Villa