Nos tiene acostumbrados. Bien acostumbrados, diría yo. Su presencia por aquí, por La Esfera, es habitual, discreta. Pocas palabras, afiladas como espinas de rosales, se clavan en cada comentario para hacernos sentir un abrazo rómbico, poliédrico, tridimensional, envolvente, esférico. María Estevez, "Aniagua" para los amigos, para los que seguimos su blog, tiene una escritura que no es sencilla de leer, ella lo sabe. Por eso escribe sus textos con pocas palabras, pero cada palabra encierra un significado enorme, no da puntada sin hilo, os lo aseguro. Con ese estilo emula a la que intuyo es su musa, Virginia Woolf, una mujer que vivió en un mundo complejo, que lo escribió, y que ese mundo, un gran río de palabras, terminó por engullírsela. Os aseguro que cada texto suyo es para sumergirse, dejarse engullir plácidamente, sin oponer resistencia. Te lleva de la mano y cada palabra te enmadeja las manos, los pies, los ojos, la boca. Te deja mudo, ciego, sólo capaz de ver a través de sus ojos. Si no sientes esto, es que nunca has leído a María Estévez como hay que leerla: estando dispuesto a zambullirte en su río, con los bolsillos llenos de piedras.
Y tú, ¿con cuál te quedas? Yo ya elegí.
Hasta el próximo viernes en #ElBlogDelViernes
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Crítica: Miguel A. Brito