Ánima, de Wajdi Mouawad

Publicado el 11 marzo 2014 por Aramys

*Wajdi Mouawad viste una camiseta verde manzana muy sencilla, la he visto después de que se quitara un polar de color azul oscuro, también muy sencillo y con pinta de usado, con muchos lavados. Al cuello un pañuelo de colores vistosos, también gastado. Lleva unos pantalones verdes de tela, de un verde apagado, con bolsillos en los muslos, de aspecto militar. En los pies, unas zapatillas de tela, sobrias. Todo su aspecto es anodino, trivial, desentona entre todos nosotros, vestidos de colores oscuros, con ropa ceñida, de aspecto de habitante de una gran ciudad. Wajdi tiene aspecto de ausente, con sus gafas, su mirada perdida, es tímido, de actitud distante, habla en voz muy baja.

Estoy a apenas un metro de él.

Ánima es extraña, es rara, es una novela arriesgada, es dura, estomacal, fiera. Es una novela que por mucho que te hablen de ella, por mucho que te cuenten, nunca se alcanza a expresar las sensaciones que te transmite, la suciedad y crueldad y tristeza que rezuma de su trama, de sus personajes. Ánima hay que digerirla poco a poco, por lo que cuenta y por como lo cuenta, por lo que es.

Me separa de Wajdi su intérprete, una mujer madura que apunta febrilmente en una libreta todo lo que Wajdi dice, que ahora, una vez sentado y con la charla en marcha, se muestra increíblemente elocuente y hablador. Estamos en Gracia, un barrio de Barcelona, en un piso antiguo habilitado como espacio cultural. Wajdi va a mantener una charla con Clara Segura, actriz catalana sobradamente conocida aquí. Creo que la  mayoría de la gente que está aquí conoce a Wajdi por su faceta de dramaturgo, ha estrenado dos obras en Barcelona, una de las cuales se estrenó el día antes a esta charla.

Yo no conozco de nada a Wajdi.

La trama de Ánima no es diferente a otras, en esencia la hemos visto muchas veces; venganza, curiosidad sádica, querer saber, redención. Lo diferente de Ánima es todo lo demás. Despojemos a Ánima de la trama básica y quedémonos con el cómo lo hace Wajdi, quedémonos con sus personajes, con sus tragedias. Sabemos que nuestro personaje va a ir de A a B, veamos como lo hace. Sufrámoslo.

Nuestro billete al infierno se llama Wahhch Debch, y un día, al volver a casa, encuentra a su mujer brutalmente asesinada. La esencia de la trama es la búsqueda del asesino por parte de  Wahhch, no para vengarse, si no para verle la cara, para ver al hombre que ha destrozado su vida. Esa es la esencia de la novela, de muchas novelas diría, la otra cara es lo que rodea esa búsqueda, cómo un deseo íntimo de curiosidad feroz se agranda como un monstruo y se vuelve imparable, cómo las heridas del pasado despiertan y se abren sin remedio, sin vuelta atrás, cómo Wajdi narra la entrada en la oscuridad y la caída al infierno de Wahhch.

Wajdi lleva tatuado un escarabajo enorme en la mano derecha, cerca del pulgar, parece totalmente fuera de lugar.

La charla empieza hablando de teatro, aunque enseguida se abre a temas más difusos como el sentido del lenguaje, su infancia o el poder que ejerce en nosotros el querer saber de nuestros antepasados. Wajdi habla sobre su madre y de cómo le hablaba a una velocidad vertiginosa siempre, eso lo ha vivido durante casi toda su vida, y se ve reflejado en sus textos, que son una mezcla de relato y novela, muy puntuados, secos, rápidos y con mucho ritmo. Dice que cuando era pequeño veía, oía las ametralladoras RATATATATATA secas, duras, habla del pasado, de porque hay que preguntar a nuestros padres y abuelos quien son ellos, que han hecho, para saber quién somos nosotros.

Lo más arriesgado de esta novela es la narración, algo que yo no tenía demasiado claro, hacer algo así parece fácil, pero hacerlo como lo ha hecho Wajdi es una auténtica pasada. La historia, o la gran mayoría al menos (salvo un tramo final semejante a un epílogo), está narrada por animales; mamíferos, reptiles, insectos, bichos, de todo. Desde un gato o un perro, hasta una ardilla, un cerdo, un caballo, una mariposa, hormigas, arañas, búhos, ratas, mofetas, gusanos, cuervos, moscas…

Si, puede parecer extraño, es extraño, pero Wajdi ha sabido darle a la narración de los animales el punto exacto, la voz exacta. Lo más sorprendente, lo mejor, lo magnífico, es cómo Wajdi traslada la oscuridad y la tristeza del personaje, del suceso, a la voz de los animales, cómo ellos nos narran lo que ven, lo que sienten, lo que creen que siente  Wahhch, con una cadencia y una oscuridad en sintonía con los sucesos. Es difícil de explicar. Los animales ven en colores los estados de ánimo de los humanos, perciben su maldad o su bondad, ven los peligros, sienten más allá de las imágenes y las palabras, de los gestos, intuyen. Todo eso nos es narrado de una manera excelsa, Wajdi mezcla la cotidianidad de sus ser, como animales que son, sus gestos y emociones, con la trama, con los sucesos, así tenemos, por ejemplo, un caballo que es llevado al matadero en un remolque junto a unos cuantos más, y nos cuenta el  miedo brutal que tiene en ese remolque, el pánico de saber a dónde lo llevan, los golpes, el calor, la asfixia de ser transportado, mezclado con lo que ve, que es a nuestro protagonista escondido en un cajón, lo que intuye, lo que le dice el hombre, lo que percibe. Es un ejercicio estilístico para quitarse el sombrero, de verdad, trasladad eso a cualquier animal, una rata, una araña, cualquiera, en todos y cada uno narra parte de su idiosincrasia, de su mundo, mezclado con la parte de la trama, narrando los sucesos.

Le pregunta Clara si escribir la novela poniendo de narradores a los animales, le ha facilitado la redacción de la misma y que ha qué es debido. Wajdi comenta que le marcó mucho la lectura de un libro de Faulkner, ¨Mientras agonizo¨, y que siempre ha querido escribir una novela con diferentes puntos de vista como hizo Faulkner en esa novela, así que utilizó animales para darle esa visión coral a la novela y esos puntos de vista de diferentes seres, en este caso animales.

Wajdi se quita el jersey polar, yo escribo en mi libreta, a lápiz, mucho, no entiendo la mitad de lo que escribo.

Ánima es un constante viaje, es una road movie o road novel, Wahhch viaja durante toda la novela, buscando. Los escenarios semejantes a un western le dan un aire turbador, violento a la novela, brutal por ella misma. Una sensación de deja vu que no conseguía identificar me rondaba durante la lectura, hasta que he dado con la causa. Cormac McCarthy. Salvando las distancias, que tampoco son muchas, la trama violenta, la narración seca y dura, el estilo crudo y muy puntuado, los personajes extremos, la redención, todo ello me remite a mí querido McCarthy, son estilos parecidos, excesos parecidos, puntos en común.

Siempre escribo un inicio de novela, espero que sea una cosa, y luego se convierte en otra. Dice Wajdi. Escribí el primer capítulo donde él entra y descubre a su mujer muerta. Me quedé ese capítulo en la cabeza, pero no me salía nada más. Yo tengo un gato, sigue contando Wajdi, el típico gato gordo de autor, así que hice que lo contara mi gato, pensé que nunca funcionaria. Escribí tres capítulos más, pero luego no me atreví a releerlos. Lo dejé en un cajón. Dos años.

La violencia que impregna toda la trama no es gratuita, hay excesos, sí, porque el ser humano es excesivo, brutal. Wahhch pasa de ser un feliz marido, educado y sensible, a convertirse en un ser huidizo, introvertido y violento, sufre una transformación sin vuelta atrás, un cambio atroz. Y para ello se necesita de la violencia, de la crudeza. Se narra en la novela, como parte del pasado de Wahhch, un episodio tremendamente brutal, la matanza de Sabra y Chatila, un episodio de la historia que me era desconocido y que me ha encogido el corazón, como lo hace con nuestro protagonista. Como puede que lo haga contigo.

Después de dos años, en un viaje de diez días que hice a Barcelona, decidí releer los tres capítulos que había escrito de la novela. Entonces decidí que la novela la narrarían animales, en ese hotel, en Barcelona. Escribí la trama y un guion y reescribí algunas partes, así construí Ánima.

Se acaba el tiempo. Se ha hablado de alguna cosa más, antes, pero no he podido apuntarlo todo. La gente se levanta, algunas personas se acercan a Wajdi a que les firme un ejemplar de la novela, yo no, algo me lo impide, no le he leído y su mirada me dice que no es amigo de estas cosas. Me levanto y salgo, me despido de M que me ha invitado al evento, bajo unas escaleras, salgo a la calle, camino hacia el coche, llego al parking, pago, subo a mi monovolumen y me voy.

Ánima es inclasificable. Es demoledora, es negra, es dura. Es una novela que hay que ir absorbiendo, despacio, que se lee con gesto de dolor. Es una historia desgarradora y brutal, pero también una historia de redención y de encuentro, de salvación. Quizás no para todo el mundo, porque hay que tener el estómago duro, pero si para los que disfrutan con las historias secas, áridas, con las historias negras como el alma del demonio, para los que les gustan las tramas con espinas y con finales épicos y brutales. Para todos esos y algunos más, esta historia es perfecta.

Ánima

Wajdi Mouawad

Ed. Destino 2014

443 páginas.

*Visita de Wajdi a Barcelona, febrero 2014.