Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore es la tercera parte de la saga apéndice aparecida tras la conclusión de una de las franquicias más rentables y exitosas del presente siglo: Harry Potter. El pequeñito libro escrito por J. K. Rowling sirvió a Warner Bros para ofrecerle el rol de guionista y así poder extender durante unos cuantos años más el universo mágico que tanta fortuna les había dado. De este modo, lo que podía haber sido una precuela llamativa sobre otros vaivenes anteriores a la aparición del gran protagonista, se ha ido convirtiendo, por acumulación y esa terrible manía de estirar el chicle hasta romperlo, en una mortecina saga que poco añade tanto a niveles narrativos, como a niveles puramente cinematográficos.
Quizá el principal problema de Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore sea que no tiene mucho que contar ni añadir al universo. Apenas hay una revelación, o más bien constatación ya especulada, sobre la orientación sexual de Albus Dumbledore, que se nos revela a los pocos minutos de iniciar la película y queda como el único detalle de verdadera construcción dramática. Lo demás es una perezosa historia de salvar el mundo mágico (como no) que desde el inicio desvela su poca consistencia y sus dos horas y veinte de metraje no hacen más que constatarlo.
El profesor Albus Dumbledore sabe que el poderoso mago oscuro Gellert Grindelwald está haciendo planes para apoderarse del mundo mágico. Incapaz de detenerlo él solo, confía en Newt Scamander para dirigir un intrépido equipo de magos, brujas y un valiente panadero Muggle en una misión peligrosa. Tras un prólogo interesante, con la revelación antes comentada y una presentación de la ambientación que seguirá la película -quizá lo más conseguido de la producción, con un diseño artístico y de vestuario bastante llamativo-, que hacen presagiar cosas buenas, la película comienza a hundirse en el tedio de una narración que pretende ser adulta, con un ritmo mucho más lento y aparentemente íntimo, pero que es simple fachada de un libreto de relleno.
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- ##check## Lo bueno
- El prólogo y el epílogo.
De lo poco que contiene interés y emoción por sus personajes e historia. - ##times## Lo malo
- Es una entrega que demuestra que la saga está bastante muerta.
Es un chicle estirado sin mucho que contar.
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- Ambientación 7.0
- Lo más atractivo de la película. La construcción de mundos mágicos, y más de época, como es el caso, da rienda suelta a un diseño de producción atractivo, aunque demasiado gris.
- Desarrollo de Personajes 4.0
- Más allá de la pequeña constatación de la sexualidad de Dumbledore, ya sabida por múltiples declaraciones de su creadora, la película no desarrolla a ningún personaje, demostrando desidia y desinterés.
- Argumento / Guion 4.5
- Un planteamiento básico y que no va hacia ningún sitio. Una entrega más de salvar el mundo mágico, solo que en esta ocasión el peligro ni siquiera llega a ser patente.
- Banda Sonora 7.0
- El otro punto más reseñable. Recupera y armoniza melodías de la saga Harry Potter con sus nuevas partituras, ofreciendo un acercamiento al mundo ya conocido que siempre es de agradecer para los fans.
- Entretenimiento 4.5
- La película es larga, gris, mortecina... Realmente su núcleo central es tan alargado que consigue aburrir en muchos momentos.
- Montaje / Innovación técnica 5.5
- Poco que añadir. No innova y sigue exactamente los ritmos y técnicas de todas las películas sobre el universo J. K. Rowling que ha dirigido David Yates.
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- Puntuación Total 5 / 10