Con uno de los inicios más impactantes que he visto últimamente, al más puro estilo de los filmes de
David Lynch, del que bebe bastante en muchos sentidos, Animales Nocturnos es una extraña e inquietante película con una factura estética impecable, una narración muy medida y con un trío de interpretes para quitarse el sombrero.En Animales nocturnos, el director y guionista Tom Ford, nos cuenta una historia de ficción dentro de otra historia de ficción que, aunque son completamente opuestas en contenido y forma, van creando varios paralelismos entre ambos mundos de forma que podemos ir estableciendo relaciones entre lo que pasa en la vida real de la protagonista de la historia y los sucesos que van ocurriendo en la novela que está leyendo. Una vida de lujos vacíos y engañosa pomposidad que recuerda bastante en su forma y fondo a La gran belleza, por cierto. Una historia de sentimientos, de venganza, justicia, arrepentimiento y culpabilidad.
A pesar de ser un thriller intenso, el ritmo narrativo es bastante lento y puede que no agrade a todo el mundo, así como su desenlace, completamente abierto a múltiples interpretaciones y pensado para que el espectador se vaya a casa reflexionando sobre todo lo que acaba de ver.
El trío formado por Amy Adams, Jake Gyllenhaal y Michael Shannon dan una auténtica lección de interpretación, marcándose el segundo un personaje doble para acabar de rizar el rizo. Aquí huele a Oscar. Al menos a nominaciones.
Lo mejor: Su factura visual. Las interpretaciones. Está llena de contrastes.
Lo peor: El final no acabó de convencerme. En ocasiones puede resultar excesivamente lenta. No es apta para todos los paladares.
Nota: 6,5/10
La frase: "Matar gente es divertido. Deberías probarlo"