Eso somos, animales sociales. Da igual lo que padres y madres hagamos, queramos o pensemos para nuestros hijos, porque todos, sin excepción, son animales sociales. Es nuestro instinto, nuestra tendencia
Una de las preocupaciones más importantes de nuestros días es la idea de que nuestros hijos se socialicen. ¿Pero cómo?, ¿nuestros pequeños pueden convertirse en asociales?. Eso deben pensar muchos padres que con ese miedo hablan con otros papás en el parque, con la familia, que con ese miedo les llevan a guarderías, ludotecas, casas de niños. Un fin común, que el niño se socialice.
Parece que si les dejamos en casa, si se crían en el hogar, o si no van a actividades en grupo antes de los 3 años, estamos privándoles de algo vital, ¡¡la socialización!!.
Para todos esas madres y padres angustiados, tengo una mala noticia que daros, vuestros hijos no necesitan nada ni a nadie para alcanzar ese objetivo.
Durante los primeros tres años de la vida de mi hijo he sufrido un bombardeo de voces, unas más altas que otras, que me aconsejaban fervientemente que llevara al niño a la guardería, o a "algún lado" para que se socializara. El curso pasado asistió un par de veces por semana a una ludoteca, pero con otro fin, pasarlo bien. Y el objetivo se cumplió a la perfección porque lo pasamos en grande. Compartimos unos ratos estupendos con otros niños y otras familias, pues allí el ocio era compartido, padres, madres y/o cuidadores junto con los niños. Los peques aprendieron cosas divertidas y los adultos compartimos mucho, experiencias, risas y buenos momentos.
Llego el momento de iniciar su vida escolar. Otras muchas voces me avisaban pesarosas de lo duro que sería su socialización, ya que no había asistido antes a guardería ni similar. ¡¡Cuánta preocupación por mi retoño!!, ¡¡qué barbaridad!!. Mi hijo empezó el colegio como otro niño cualquiera. No me preguntaron si había sido escolarizado antes o no, si le había cuidado en casa o no, si se había criado de esta u otra manera. Me preguntaron por sus hábitos, su carácter, las cosas que le gustaban, me preguntaron por todo aquello relacionado con su forma de ser, para ayudarle en el duro proceso de la adaptación a un nuevo medio. Y, por supuesto, consiguieron lo que pretendían.
Hemos empezado la temporada de parques, y ayer acudimos a uno donde sabemos que juegan algunos compañeros del colegio. Y allí vió a una nena que además se sienta a su lado. Nada más verla, se olvidó de mi, corrió hacia ella y ya no existió mami, ni dependencia, ni nada. Solo estaban su amiga y él, corriendo, jugando, tobogan para arriba, columpio para abajo..... Mamá se borró y solo estaban el Peque y su amiga. Ayer me di cuenta que no importa lo que hagamos, somos animales sociales, y cuando llega el momento solo buscamos compartir y socializar con nuestros iguales.