“Grábame como un sello en tu brazo, como un sello en tu corazón, porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella de fuego, llamarada divina: las aguas torrenciales no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos." Cantar de los Cantares
Tenía media mañana libre en el final de un viaje que había empezado con muchas dificultades y que terminaba en calma y tranquilidad. El mar, como siempre, había sanado parte del dolor y la pena con la que había llegado hasta Niza, además del paisaje y la compañía que me habían aliviado en mi soledad.
Retomaba mi rumbo sola, dirigiéndome al Museo de Matisse, cuando descubrí que, de camino, estaba el de Chagall. Decidí cambiar de pintor, había algo que me empujaba hacia él, algo que comprendí una vez allí. El Museo era pequeño y transmitía mucha tranquilidad, lleno de luz y armonía. Concentraba obra de carácter religioso, pero con ese carácter de ensoñación tan evocador y propio del pintor.
Entré en la sala del "Cantar de los Cantares" y sentí, casi como un golpe, que el amor invadía el espacio y me llenaba los ojos. Me fui recuperando poco a poco en aquella sala llena de ternura y sentimiento y empecé a recobrar la vista y comprender las imágenes que me rodeaban. Vi la primera plaquita, dedicada a su mujer, junto con las escenas de Raquel y Jacob flotando por las paredes, una historia que me había inspirado tanto en el pasado que elegí el nombre de Raquel como uno de los posibles para mi hija (su hermano lo hizo definitivo).
Y allí estaban, los dos enamorados. Unos novios que reflejaban ese amor trascendental, ese amor que hace rebosar de felicidad a quien lo disfruta y lo comparte. Allí estábamos los dos, en algún lugar del universo, en algún pliegue entre el espacio y el tiempo, en aquel lugar en el que el universo nos permitiría celebrar nuestro aniversario.
Las personas que hemos amado somos capaces de empatizar con ese sentimiento donde vayamos. Las que hemos perdido con quien compartirlo, imagino que buscamos esos lugares, imágenes o palabras que nos inspiren y permitan revivirlo, incluso bañados de nostalgia. El amor está allí y me hace compañía.
"Death ends a life, not a relationship" (cita de Robert Woodruff Anderson)