El día del estreno en el Festival pudimos ver en diferentes localizaciones a la muñeca protagonista de esta historia, acompañando a la actriz principal, que curiosamente se llama como la muñeca, Annabelle Wallis, y al guionista Gary Dauberman. Hecho que propició que muchos curiosos, fans de la saga e incluso profesionales del medio, pudieramos fotografiarse con ella. También tenemos que destacar que tanto actriz como guionista salieron "a presentar" el film antes de la proyección y no dijeron ni una sola palabra... Sólo pudimos escuchar de sus bocas un solitario "bona nit".
El film empieza de manera bucólica. Una joven pareja ha acondicionado una nueva habitación de su hogar para la llegada de su bebé. La madre tiene pasión por coleccionar muñecas de porcelana y su atractivo marido (Ward Horton), después de una discusión banal, le regala la última que completa su particular colección. La situación ideal se tuerce cuando una secta adoradora del demonio entra en casa de los Gordon con la intención de desatar violencia gratuita mientras conjuran el mal. Una gota de sangre de la hija de los asaltadores introducida en los ojos de la muñeca convertirá el inocente regalo en una perdición para todos.
Personalmente, hubiera preferido que esta precuela la dirigiera también James Wan, director de "Expediente Warren: The Conjuring". Enmarcada dentro del género de los “muñecos diabólicos” ("Muñeco Diabólico" de 1988; "Dead Silence" de 2007, "Puppet Master" de 1989 o "Pin" de 1988) ofrece una propuesta con algún que otro susto que realmente da miedo y con escenas de presión psicológica bastante bien elaboradas, como las que se encuentran en el sótano, la habitación del bebé o el desenlace.
Cabe destacar la música y los sonidos que consigue Joseph Bishara puesto que generan la angustia necesaria para saltar de la butaca. Sin embargo, se abusa de elementos demasiado estereotipados de las películas de terror en general. Y no me estoy refiriendo al tema de los muñecos asesinos sino a los típicos clichés de una ruidosa mecedora, un cura encantado de ayudar (Tony Amendonla como Padre Pérez), una máquina de coser donde pincharse, fogones y música que se encienden repentinamente, una mujer negra conocedora de lo oculto (Alfre Woodard como Evelyn) o incluso dibujos de niños que anuncian lo peor.
Con todos estos ingredientes, "Annabelle" ha llegado ya a nuestros cines como una película para disfrutar con palomitas y salir con un regusto de boca agridulce. Es una película entretenida pero tristemente no podemos considerarla candidata a clásica del cine de terror.
Desde Sitges, Sergi Sanmartí (@horadelsdaus)