Mi puntuación: 3/10
Cuando en un musical las peores partes partes son las cantadas es que tenemos un problema muy grave, y no sólo por el extraño doblaje que se ha realizado en España, si no por unas coreografías extremadamente cutres que por momentos parecen improvisadas con varios errores de montaje. Si a esto le sumamos un reparto de caras conocidas carente de ninguna química en pantalla, lo que queda es un cuento de hadas ingenuo pero conmovedor, que si estuviera bien contado, mucho mejor dirigido y durara treinta minutos menos, podría acercarse al aprobado.