Vista hoy "Annie Hall", reconocida universalmente como una de las mejores películas de Woody Allen, ha envejecido mal, parece pertenecer a otro mundo que ya nos es ajeno. Al contrario que "Manhattan", que sigue maravillándome cada vez que la reviso. Creo que sé lo que sucede: los mejores momentos de "Annie Hall" han sido reproducidos una y otra vez por la televisión que todo suena a visto mil veces. En todo caso, sigue siendo una gran película, con secuencias sumamente originales, como cuando su protagonista se dirige directamente al espectador, para hacerlo su cómplice o esos saltos temporales, que sirven para confirmar que, aunque imperfecta, la relación con Annie resulta ser para Alvy Singer el mejor de los mundos posibles. No me hagan mucho caso con eso que he dicho de que ha envejecido mal. Si la reponen en los cines de su ciudad, corran a verla y vuelvan por un rato a los años setenta, a ese Nueva York bullente de vida que tantas veces ha retratado Woody Allen. Qué bien contemplar en la pantalla los avatares de un ser humano que no trata de ocultar sus inseguridades y defectos, sino que los usa para reírse de sí mismo. Cuantas maneras existen de encarar la existencia...
Annie hall (1977), de woody allen. el amor del neurótico.
Publicado el 02 marzo 2012 por MiguelmalagaVista hoy "Annie Hall", reconocida universalmente como una de las mejores películas de Woody Allen, ha envejecido mal, parece pertenecer a otro mundo que ya nos es ajeno. Al contrario que "Manhattan", que sigue maravillándome cada vez que la reviso. Creo que sé lo que sucede: los mejores momentos de "Annie Hall" han sido reproducidos una y otra vez por la televisión que todo suena a visto mil veces. En todo caso, sigue siendo una gran película, con secuencias sumamente originales, como cuando su protagonista se dirige directamente al espectador, para hacerlo su cómplice o esos saltos temporales, que sirven para confirmar que, aunque imperfecta, la relación con Annie resulta ser para Alvy Singer el mejor de los mundos posibles. No me hagan mucho caso con eso que he dicho de que ha envejecido mal. Si la reponen en los cines de su ciudad, corran a verla y vuelvan por un rato a los años setenta, a ese Nueva York bullente de vida que tantas veces ha retratado Woody Allen. Qué bien contemplar en la pantalla los avatares de un ser humano que no trata de ocultar sus inseguridades y defectos, sino que los usa para reírse de sí mismo. Cuantas maneras existen de encarar la existencia...