Anormalidad normal

Por Cooliflower

La excelente entrada de Vicente Romero “Hambre, la tragedia secreta”, trata sobre un informe de UNICEF que pone de manifiesto cómo un tercio de los niños en Sierra Leona pasa hambre. Es una noticia sin noticia, como Vicente afirma “parece que los periodistas aceptemos ese horror como algo consustancial al orden económico mundial”.

Esta noticia, si no se difunde, caerá en el olvido. Cada día la amnesia informativa se ceba en los más débiles: en Costa de Marfil Laurent Gbagbo perdió las elecciones generales y se negó a dejar el poder hace cuatro meses. El goteo de fallecidos por luchas intestinas desde entonces ha sido constante, tan habitual que ya no merece espacios informativos. Disparar contra una multitud o quemar vivo a un ciudadano no lesiona a los jugadores de “la roja”.

El Congo es una caso aparte, vergonzoso, digno de estudio. La noticia reciente con más alcance sobre su guerra (1998-2008, diez años inexistentes), fue la que puso en duda que las cifras sobre fallecidos fueran correctas: en realidad la guerra sólo habría aniquilado cerca de tres millones de personas. No era noticia que sumando los caídos en las guerras de Vietnam, Corea, Irak… añadiendo incluso los fallecidos en las cruzadas y la “santa” inquisición ni se aproximaran a la tercera parte de la cifras “hinchadas”; la noticia era, por tanto, “la exageración”. Hoy, luchando por el control de las minas de coltán, una guerra encubierta se vive cada día en el Congo. Es una animalidad normal en una anormalidad normal.

(La tercera noticia más leída en El País de hoy es la multa a Sabina por fumar en un hotel; la sequía del Amazonas aparece en quinta posición debajo de las vacaciones, en 1963, de los Beatles en Tenerife. Los niños de Sierra Leona no figuran).