Quien decida asomarse a este título, descubrirá en él un estilo sencillo y elegante, rico en léxico, extenso en cuanto a las maravillosas descripciones de los ambientes. Igualmente, encontrará algunas vueltas al pasado impregnadas de nostalgia, de melancolía. El lector descubre poco a poco lo que en su día fue esa relación, y es testigo de cómo va cambiando inexorablemente con el paso del tiempo.
Salter muestra, y lo hace con gran destreza, el paso de los años y el desgaste emocional de unos personajes que cambian, evolucionan, que buscan la felicidad. Unos personajes que, al final de la historia, se encuentran a "años luz" de lo que fueron al principio de la misma.
"Parecía que todo lo que había conocido y leído, sus hijas, sus amistades, cosas que en algún momento habían sido dispares y discrepantes, se había aquietado por fin y hallado sitio en su interior."