Tengo que hacer un trabajo de un libro que, en un apartado, habla brevemente sobre el acoso escolar (sobre lo cual también debo hacer otro trabajo) y menciona esta novela, Ojo de gato, como ejemplo. Como el tema me parece interesantísimo, fui corriendo a la biblioteca y aquí me encuentro, leyendo sobre un personaje que es víctima del bullying, pero no en su vertiene física, sino más bien como agresión psicológica.
Cordelia, Grace y Carol están sentadas en el alféizar de la ventana de al lado, apretujadas, susurrando y riéndose entre dientes. Yo debo permanecer sola en mi alféizar porque no me hablan. Es por algo malo que he dicho, pero no sé de qué se trata porque no quieren explicármelo. Cordelia dice que será mejor para mí si pienso en todo lo que he dicho hoy y descubro yo sola lo que estaba mal. Así aprenderé a no decirlo nunca más. Cuando haya dado la respuesta adecuada, volverán a hablarme. Todo esto es por mi propio bien, porque son mis mejores amigas y quieren ayudarme a mejorar. (…). No recuerdo haber dicho nada distinto de lo que suelo decir normalmente.
Más adelante se plantea la posibilidad de pedir ayuda:
Sopeso la posibilidad de contárselo a mi hermano, de pedirle ayuda. Pero ¿qué le diría exactamente? No puedo presentarle un ojo amoratado, una nariz ensangrentada: el dolor que Cordelia me inflige no es físico. (…)
Además, me da vergüenza. Temo que se reiría de mí y me despreciaría por reaccionar como una tonta ante este grupito de niñas, por armar un alboroto sin motivo.
Como podéis comprobar, es un libro que me está resultando más que interesante; se siente muchísima rabia en determinados capítulos. Espero reseñarlo en breve.