Lo primero que hace el autor es señalar la falacia naturalista, dicha falacia ya la expuso en su momento David Hume. Consite en confundir cómo son las cosas con el cómo deben ser las cosas. La ciencia se encarga de la primera cuestión del "cómo son" y la filosofía, en concreto la ética, se ocupa del "cómo deben ser".
De la mano de Massimo nos acercamos a lo que la biología y las neurociencias nos dicen sobre cómo es que tenemos un sentido moral, por qué somos capaces de pensar, reflexionar y desarrollar la ética, aquí la evolución juega un papel importante. También nos acercamos a la cuestión de si los dioses existen o no, Massimo concluye que probablemente no existen, y lo que es más importante, Massimo muestra que aunque existieran serían irrelevantes para nuestras cuestiones morales. También se aborda el tema de la justicia y de lo que podría ser una sociedad justa.
En definitiva, la perspetiva de Massimo consiste en conocer la ciencia para que esta sea los pilares de nuestras reflexiones filosóficas. Es poner la ciencia y la filosofía a nuestro servicio, para que podamos alcanzar la felicidad, no en el sentido de un estado psicologico sino en el sentido aristotélico de la eudaimonía, un proyecto vital que consiste en realizarnos como seres racionales y humanos, en intentar alcanzar la plenitud del ser.