Seguimos con los estrenos de este Septiembre tan raro y extraño, justo como la pelicula de la que hoy os venga a hablar: Antebellum. Gerard Bush y Christopher Renz dirigen este thriller que se puede definir como una curiosa mezcla entre el survival puro y duro y el drama esclavista afroamericano. La historia sigue a Veronica Henley interpretada por Janelle Monaé, una autora de novelas y activista en defensa de la comunidad negra, la cual despierta en lo que parece ser un campo esclavista de 1812. ¿Un sueño? ¿Viajes en el tiempo?. Por lo tanto a partir de aquí los realizadores son conscientes del intrigante misterio sobre que esta pasando y dado que realmente uno de los atractivos de Antebellum se encuentra en ir descubriendo poco a poco de que va todo el pastel, ya que parte del interés del lado mas survival de esta pelicula se encuentra en el doloroso viaje hacia la libertad que perpetua nuestra protagonista.
Antebellum esta producida por uno de los productores de los dos últimos trabajos del siempre estimulante Jordan Peele. Y si es cierto que aunque los pósters la quieren vender como otra de terror con elemento fantástico con mirada ácida y critica al racismo y protagonizada por personajes afroamericanos, lo cierto es que Antebellum en su conjunto poco tiene que ver con esas dos ultimas, salvo algunos elementos que si comparten, como los anteriormente comentados. Es decir, esta película es otro drama esclavista más pero envuelto en una clave de misterio y survival (sobretodo en su parte final) que la hace ser una mezcla curiosa e interesante pero lastrada en todo momento por un guión aue que avanza demasiado lento y tarda demasiado en desvelar un pastel que a poco que el espectador sea avispado, ya puede discernir pasada la primera media hora de pelicula. Aún asi, Antebellum ofrece una malsana y tensa atmósfera en su parte más de survival horror gracias siempre a la inmensa y enorme presencia de Janelle Monaé quién básicamente lleva todo el peso del film a sus espaldas y lo hace con bastante solvencia y fuerza en pantalla.
La dirección de Bush y Renz es bastante correcta con algunos destellos de calidad visual con uso de travelling larguísimos como el usado en la hipnótica y dura primera escena del film. En cuanto a la fotografía de la película llevada a cabo por Pedro Luque (No Respires) es de lo más destacable gracias a su constante uso y provecho de las luces de las llamas del campamento esclavista en la mayoría de escenas nocturnas que ocurren, ya que transmite a la perfección la suciedad y crueldad de un infierno donde se están violando algunos de los derechos más básicos de cualquier ser humano. El reparto por lo general hace un buen trabajo destacando a los secundarios Tongayi Chirisa como el fiel compañero de nuestra protagonista y una Jena Malone que se lo pasa realmente bien haciendo de una de esas villanas a las que se odia con pasión y ganas. Pero lo cierto es que quien hace que toda la película consiga funcionar es la carismática, humana y sincera presencia que expresa Janelle Monaé ya que pasamos la mayoría del tiempo con su personaje, hasta tal punto que se acaba conectando con ella con una facilidad innata. Lo que hace que el tercer acto sea la parte más memorable del film por los efectivos picos de tensión y sobretodo por una escena final realmente poderosa visual y temáticamente, la cual cierra de manera elegante el discurso antiracial de la película con una imagen memorable y poderosa, de esas que se quedan grabadas a fuego.
Aunque si es cierto que su guión da demasiadas vueltas intentando mantener el misterio de una premisa que aunque resulta interesante al principio se desinfla bastante pasado el primer acto, Antebellum es un eficaz drama esclavista disfrazado de survival horror que aunque no innova en nada de lo que cuenta si que ofrece un relato entretenido y realmente tenso por momentos de un momento en la historia americana que al parecer aún da para más historia de las que creemos.
Crítica escrita por Alberto Rodríguez