Antes del anochecer (Before Midnight), EE.UU. 2013

Publicado el 27 junio 2013 por Cineinvisible @cineinvisib

Julie Delpy es la Amenábar del cine mundial (afirmación de octubre de 2010): inteligente y divertidísima, irónica y un tanto cínica, audaz directora, excelente actriz e incisiva guionista. A esta Supermujer sólo le falta una capa para convertirse en un Superhéroe. Desde entonces la artista ha continuado con sus bombazos en taquilla, tanto europea como americana (esta tercera parte de la trilogía es la película indie más taquillera del verano en América), conservando tanto los favores de la crítica (premiada en San Sebastián con su tronchante Skylab) como del público. ¿Quién da más?Hacía mucho tiempo que no se escuchan en la gran pantalla diálogos tan lúcidos, apropiados, amargos, risibles y fascinantes como en esta última entrega, después de sus precedentes, en Viena en 1995 y París en 2004. Oficialmente la película está dirigida por Richard Linklater y el guión es de la pareja protagonista (Julie Delpy y Ethan Hawke) junto al cineasta, pero todo suena tanto a las obsesiones, el buen hacer y el mejor escribir de esta actriz-directora-compositora, que me atrevería a decir que una gran parte (enorme) es de ella.Independientemente de la autoría, la historia de esta pareja prosigue en el tiempo pero cambiando de espacio. Ahora se encuentran de vacaciones en Grecia. Como todo lo que tiene que ver con este país rima, en estos momentos, con crisis, ellos tendrán su dosis de tragedia, catarsis y agonía (en su sentido más propio de la palabra, el estado experimentado por un ser vivo antes de su muerte; o sea, todo nuestra existencia). Pero menos mal que la comedia, gracias a Aristófanes, también es griega (parece que todos lo hemos olvidado) excepto los protagonistas de esta historia.Rodada en el sur de Peloponeso, bañada de una luz impresionante y, por supuesto, de unos anocheceres de ensueño (si todo sigue así, llegará un momento en que la troika europea se plantee la posibilidad de cobrar  las puestas de sol griegas). El director ha cerrado en dos semanas y media de rodaje una película fascinante, con muy pocas escenas y una variedad impresionante de sensaciones (signo de la posmodernidad, después de dos siglos del imperio de la razón, guía de la modernidad).La excelente idea de filmar  largos planos secuencia, que gracias al movimiento que se desarrolla en segundo plano poseen una impresionante fluidez, permite disfrutar de unos diálogos de lujo, acunados por una actriz en estado de gracia cinematográfica.