Para ello, ha empezado una campaña de desprestigio, siguiendo la línea que ya utilizó el PP y la iglesia, por la que esta asignatura es una infamia que adoctrina a los jóvenes en aspectos ideológicos.
En una entrevista que le hicieron ayer en la SER, le pidieron un ejemplo de adoctrinamiento, a lo que el ministro, con todo el morro del mundo o con toda la ignorancia –o quizá con las dos cosas—, se atrevió a leer, “con solvencia”, dos párrafos que dijo que pertenecían al libro de esa asignatura y que, sin embargo, nada tienen que ver, pues se trataba de un ensayo editado por Akal y que nunca ha sido estudiado en la Enseñanza reglada.
Y tan pancho. Otro que tal baila. En vez de reconocer lo que es obvio --que cumple órdenes de Rouco y Cía como buen meapilas—, trata de escudarse en una falsedad que leyó con retintín y con alevosía para ridiculizar esa asignatura. Olvidándose del viejo refrán que dice: “Antes se coge a un mentiroso que a un cojo”.
Akal, la editorial del libro que ha leído --un ensayo que nada tiene que ver con el texto que se enseña--, ha contestado, por medio de su subdirector: “el ministro o miente, o demuestra una ignorancia supina, o ambas cosas".
Y la cosa no queda ahí. El ministerio en vez de reconocer el error,no rectifica e insiste: “ese libro va dirigido a la comunidad educativa y en ese sentido ha podido llegar a cualquier colegio y a cualquier alumno". Como ven una “rectificación en toda regla”.
Verdaderamente, este tipo, muchos le habíamos calado cuando era tertuliano de la SER, es de los que nunca se equivoca, habla soltando “verdades”, de forma prepotente, escuchándose y, con un lenguaje culto y pretencioso, dogmatiza y trata de convencer a los demás, aunque sea falseando la realidad.
Una vergüenza más de este gobierno que acaba de empezar. La pregunta es obligada: ¿hasta dónde pretende llegar el PP para conseguir sus propósitos? ¡Auuuuuh!, contestaría el lobo.
Salud y República