Antes se llamaba no-do ahora es la legislacion engañosa

Por Carmentowanda
(Este escrito de Mª Angeles quiero que lo conozcais.)Antes se llamaba NO-DO, ahora es legislación engañosa por Mª Ángeles Sierra Hoyos
“Lucharemos por cambiar mentalidades”
Eran los tiempos de Franco, por cierto no muy diferentes de los de ahora ya que al parecer es el escaparate lo único que ha cambiado. Antes se llamaba NO-DO ahora es legislación engañosa.
Aquella monja, ignorante, tortuosa y torticera de los Hermanos Hospitalarios de S. Juan de Dios, que me había tocado en suerte y que, además, creo que estaba amargada, se había metido en su inservible morada de lo moral, que lo mío era cuento y que podía andar mejor de como andaba. Para entonces yo aún no llevaba ortesis en la pierna derecha y era tal la debilidad que mi pierna tenía que me veía obligada a sujetármela con la mano para que cuando tocara el suelo pudiera soportar el peso de mi cuerpo y echar el paso.
Una y otra vez la tia puta -permítaseme el necesario desahogo producto de tanto tiempo de contención- insistía en que caminaba así para llamar la atención de los demás. Cuanto yo más la explicaba con mis apenas 9 años que no podía caminar de otra manera porque al retirar la mano de mi pierna, esta perdía fuerza y mi cuerpo se desequilibraba y caía, más convencida estaba la muy cretina de que yo con esa pierna tenía que hacer lo que ella dijera. Así es que cuando la daba el punto a la tía, disponía de tiempo y ganas de torturarme física y psicológicamente emprendía la labor de obrar el milagro conmigo, que al no producirse siempre acababa en colleja, bien después del desayuno o como acompañamiento de la merienda. Como Dios no bajaba del cielo para nombrarla santera, la muy zorra acababa invocando a sus diablos, que nunca faltaban a su cita y la emprendían conmigo.
Creo que fue así, como a muy corta edad dejé de creer en Dios ya que nunca acudía el muy gilipollas ni a hacer el milagro que ella pretendía, ni mucho menos a librarme de los demonios que esta señora sacaba contra mi.
Basaba su creencia de que yo podía caminar de otra manera en su ignorancia y desconocimiento de sencillas realidades fisicas como el punto de apoyo para mantener el equilibrio de un cuerpo, la ley de la gravedad y su nula o inoperativa capacidad de observación.
Se ponía frente a mi y me decía "Camina" Y yo caminaba con la mano en mi pierna derecha para dar el paso. De pronto agarraba mi mano y yo seguía caminando pero mandaba mi fuerza sobre su mano y aquello suponía que mi desequilibrio se reajustara con el apoyo de su mano y no llegara a caer. Evidentemente, daba el paso como ella decía sin necesidad de sujetarme la pierna pero ésta seguía necesitando de una dotación por alguna parte de fuerza, cosa que la legionaria de cristo aquella no alcanzaba a calibrar, así es que daba por hecho que si había dado el paso sin agarrarme la pierna el siguiente movimiento debía ser soltarme la mano cuando iba a dar el paso y por fin trincarme y pillarme en un renuncio que viniera a demostrar que lo mío era inventado.
Al soltarme la mano justo al ir a dar el paso, como producto del desequilibrio al faltarme el punto de apoyo y de la ley de la gravedad la hostia, además de segura era morrocotuda y supongo que hasta sacramentada, pero muy peor era aun la ira de esta señora que me invitaba a grito pelado llamándome de todo menos bonita, a levantarme sin agarrarme a ningún sitio porque creía fielmente que yo me tiraba al suelo y que podía y debía por mis propios medios salir corriendo y que a la vista de la imposibilidad y de que se acababa su tiempo, terminaba diciendo: "Contigo, no puedo, lo mejor es dejarte por imposible, lo tuyo es cuento y eres una vaga" para luego endiñarme algún capón o azote más humillante que doloroso fisicamente y marcharse a hacer sus cosas.
En una ocasión aquella prueba de fuego se llevó a cabo delante de mi padre y de mi madre que vinieron a verme y a quienes ella quería convencer de que yo daba más juego y lo mio era pura comedia además de vaguería. Nunca olvidaré la cara de alucine de mi padre frente a aquella bruja católica diciéndola y por si acaso con prudencia, no fuera a ser peor la cosa.
- ¿Pero no ve que no puede hermana?- mientras ella respondía:
- ¡Cuento, cuento! Y mimo es lo que tiene esta niña.
Olvidaba que esa niña habitante de aquel ejército de estulticia, retenida por la sinrazón veía a sus padres un par de horas y con suerte así como cada de uno a tres meses y todo esto quizás porque la convenía encubrir y nunca descubrir su mentalidad despiadada.
Sirva esta experiencia personal para recordar que los tiempos no han cambiado tanto como imaginamos, porque este tipo de barbaridades y pretensiones se siguen dando en nuestro sistema educativo cuando a niños con diversidad funcional en la mayoría de casos de tipo intelectual se les niega por activa y por pasiva la dotación de recursos que precisan para su inclusión, culpando además por ello tanto al niño o niña, como a la familia, como es el caso de Silvia una niña extremeña cuyo padre se da hasta contra las paredes como yo me daba en mis tiempos, por hacer entrar en razones sobre lo que precisa su hija a la hora de recibir una educación de calidad e inclusiva.
Y es que me vino a la memoria todo este episodio infantil al leer como una madre de otro niño con diversidad intelectual, Inma, le dice al padre de Silvia
"Inclusión SI, el problema es la ignorancia. La inclusión supone que el entorno, en este caso la escuela, respete la diferencia y se adapte al niño, pero la ignorancia nos lleva a que se empeñen que son nuestros hijos los que tienen que adaptarse, como si pudieran dejar su diversidad en la puerta del aula y recogerla al salir. Lucharemos por cambiar mentalidades. (Inma Cardona)”
Qué poco han cambiado los tiempos. A lo peor ni Franco ha muerto.
(Articulo dedicado a todos los niños discriminados por nuestro actual y tantas veces inoperativo sistema educativo, muy especialmente a Silvia en la confianza de que sirva como aportación para ese cambio de mentalidad en su interminable lucha) No se porque me sorprendo, pero sin duda hay demasiada gente que ha sufrido tortura y no en la guerra.