Ese día comenzó otro viaje. Ahora acompañado. Ahora con un maestro.Lo grandioso de todo es que cualesquiera de los dos, Toni o yo, podríamos decir la frase de arriba - aunque solo yo decía la verdad ;) Cerro de la cruz
La gente tranquila y amistosamente se pasea por el cerro de la cruz.
Toni y yo. Un año y 7 meses despues del encuentro en Kaoh San Road.
A place to Stay. Un hostel, una familia
Llegué a Antigua tras media hora de transporte publico desde ciudad de Guatemala. Había llegado a Ciudad de Guatemala tras cruzar por 6 fronteras en un bus del tipo escolar con asientos duros y rectos.
Unas 20 horas de viaje por 30 dolares.
Estaba cansado. Y solo. El bus me dejo en la estación y apenas bajé sonreí. Bueno, a ver, busquemos un hostel, me convenció mi mente queriendo evitar cualquier tipo de confrontación conmigo mismo y tratando de evitar un mal humor que no me llevaría a ningún lado.
Caí ante la primera oferta de un guatemalteco que se me acercó con cortesía. Caminamos unas dos cuadras y llegué: Place To Stay. No se si me quedare pero al menos por hoy estará bien, me dije somnoliento. No sabia en ese entonces que una noche se transformaría en un sinfin de noches y experiencia en esa casa familiar devenida a hostel.
Este hostel fue distinto. Diferente. Los que éramos, unas 7 personas, quizás mas, eramos una familia. Cada uno de ellos era "el hermano de tal característica", o al menos esos pensamientos cruzaban por mi mente al sentarme a ver lo que pasaba a mi alrededor en el cómodo sillón de la galería que daba a un patio cuidado adornado por un conejo que felizmente caminaba sin molestar. Había algo en el ambiente que se respiraba y transmitía seguridad. Festejamos la ultima noche de Hanuka con Raul, el dueño del hostel, y una de mis menos queridas "hermanas": una israelí con pésima energía. Algunos días después, festejamos Navidad.
Una noche, siendo unas 8, 9 personas, hicimos un juego guiado por un francés. El decía que mediante el amor cualquiera podía entrar en trance. Si paso. No a mi. A Wouter, un suizo. Lo vi con mis ojos. Se liberó. Y se sintió bien. Por mi parte aprendí algo que hoy en día transmito: todos tenemos un don, el don de percibir la energía que emana el otro. Y que cada uno es dueño de sus emociones. Ante cada situación podemos elegir que emoción sentir porque somos los creadores.
Sin mas, nos fuimos con Toni a Jaibalito en El Lago Atitlan,Había dos inglesas que nos esperaban ;)