Antiguas posiciones ante el aborto

Publicado el 19 diciembre 2019 por Carlosgu82

En estas discusiones sobre si el embrión humano es persona o no, conviene recordar que los mayores representantes de la filosofía católica, san Agustín y santo Tomás, le negaron esa calidad. Según catholic net, en la Suma Teológica I, q. 76, a. 3 ad 3, dice: “Al principio, el embrión tiene un alma solo sensitiva que es sustituida por otra más perfecta, a la vez sensitiva e intelectiva, como trataremos exhaustivamente más adelante”. Cuando el cuerpo está preparado, Dios puede infundir el alma intelectiva, que es al mismo tiempo vegetativa y sensitiva, esto ocurre al día 40 o 46 del desarrollo embrionario. Continúa catholic net: “Para santo Tomás, el homicidio existe cuando se atenta contra la vida de un ser ‘humano’. Como vimos, el embrión ‘no formado’ (en sus primeras etapas) no tendría alma espiritual, según el pensamiento científico del tiempo. Por lo mismo, provocar la muerte de un embrión no formado no sería homicidio, pues todavía no tenemos un ser humano ‘completo’, pero sí sería un pecado mortal”. En cuanto a san Agustín, según la misma catholic net: “Para precisar más el tema del aborto, Pedro Lombardo trae a colación otro texto de san Agustín. En este se distingue entre dos tipos de aborto: -En el primero, el aborto suprimiría a un concebido ya ‘formado’ y con alma humana (o sea, espiritual), por lo que su destrucción habría sido un homicidio. -En el segundo, el aborto eliminaría a un concebido ‘informe’, que no tendría alma propiamente humana. En este caso, no se podría hablar de homicidio; hay, sin embargo, un delito al provocar su muerte, por lo cual existe el deber de pagar una multa”. Todos los medievales coincidían en que el aborto era homicidio a partir del momento en que el embrión recibía un alma humana y esto variaba según el autor, algunos ponían el día 46 para el varón y el 80 o el 90 para la mujer.

El autor de catholic net, para disculpar a santo Tomás agrega: “Parece bastante obvio que si santo Tomás hubiera conocido la embriología moderna no habría tenido ningún reparo en identificar la fecundación humana (unión de un óvulo y un espermatozoide) como el momento de inicio de una nueva vida humana ya formada, al poseer todos los elementos biológicos y orgánicos (a nivel unicelular) necesarios para ser identificada como tal. Y como todo individuo de la especie humana tiene un alma espiritual, que no puede proceder de los padres, esa alma sería infundida directamente por Dios desde la concepción”.

Otro tomista anota: “Jérôme Lejeune, reconocido genetista francés, afirma que todas las cualidades de la persona están en el genoma, y el óvulo fecundado ya tiene el genoma de una persona distinta al padre y a la madre”. Lo único que me prueba lo anterior es que santo Tomás, siendo como era más agudo que los tomistas actuales, vería el problema que estos no ven. Repasemos: la nueva vida humana tiene todos los elementos biológicos y orgánicos para ser identificada como tal… todas las cualidades de la persona están en el genoma… El Aquinate advertiría que si todas las cualidades de la persona están en el genoma, también están la inteligencia y la voluntad, cosas que él creía inmateriales y que deberían ser aportadas por Dios para garantizar la inmortalidad del alma. En pocas palabras, si el cigoto vale por contener todas las cualidades de un ser humano, estas incluyen nuestra inteligencia, habilidades, deseos, etc. Estas cualidades no serían inmateriales, provendrían de genes, como proviene la astucia del zorro, los instintos de las aves o la velocidad del guepardo. Pero si el cigoto está incompleto y sin una intervención divina no desarrolla inteligencia ni voluntad, carece de alma espiritual y su valor no es mayor que el del cigoto de cualquier animal, quedaría siempre por discutir cuándo se daría esa intervención divina y cómo sabemos que se ha dado, puesto que por ser inmaterial ningún método científico la puede detectar.

Para la filosofía católica actual el alma es infundida desde la concepción: eso hace del cigoto una persona en acto. El problema es que entre las características que debe tener una persona para serlo de verdad están las de ser única e irrepetible. Pero el cigoto no es único e irrepetible, empieza a replicarse inmediatamente. Cada una de las células tiene exactamente la misma información genética que la original. Si el cigoto ya tiene un alma y es persona en acto, ¿cada una de sus divisiones tiene alma y es persona en acto? Obviamente, el alma no puede multiplicarse de modo que cada célula que nos conforma sea un alma también, como pensó Leibniz de las mónadas que forman nuestro cuerpo según su Monadología, ya que cada una de nuestras células tiene una vida corta y un número de reproducciones limitado. Tampoco el alma puede crecer, pues es inmaterial e inextensa, para cubrir todas las células y dividirse en ellas. Además, si es principio de vida, el alma debería dar vida a todas y cada una de las células, no se explica por qué tienen una vida tan corta. Por eso creo que santo Tomás sí tendría reparos y optaría por mantenerse en su posición de una aparición más tardía del alma, pues esta cumple un papel unificador y formador de una materia preexistente, sin multiplicarse ni dividirse ella misma.