Antonia J Corrales: ¿Hay algo que merezca la pena que no sea difícil?

Publicado el 08 agosto 2015 por Librosquevoyleyendo @librosqvleyendo

Todos tenemos un sueño por cumplir, una meta por alcanzar. La mayoría de las veces lo dejamos estar porque la vida va demasiado deprisa y encontrar el momento idóneo, que se den las circunstancias propicias para dejarse la piel en ello, es complicado. Lo depositamos, con cierta tristeza y mucho cuidado, en un rincón de nuestra alma. Lo colocamos allí, dónde guardamos los sentimientos encontrados, la añoranza, o el deseo de que algo suceda. A veces permanece en estado de letargo como un recuerdo preciado, durmiendo hasta que llega el momento más propicio o simplemente su momento. Creo que eso fue lo que me sucedió a mí con la escritura. Siempre soñé que sería escritora, desde niña. Aunque suene al clásico tópico supe, desde una edad muy temprana, que mis escritos serían editados y leídos. 
Dejé transcurrir el tiempo, lo habité con calma. Ejercí mi profesión, administración y dirección de empresas, durante años. Antes de ello también tuve que dedicarme a más de un trabajo temporal y mal pagado, que no me gustaba, que me frustraba, que daba tijeretazos a mi vida convirtiéndola en algo monótono y alienante, como les ha sucedido y les sucede a muchas personas. Transcurrido un tiempo me casé y tuve tres hijas. La gestación, el parto, el cuidado y la educación de mis hijas junto a mi marido, fue la época más feliz de mi vida. Por voluntad propia me dediqué en exclusiva a ese oficio tan poco valorado por la sociedad y la clase política en este país: ser madre y esposa, educar a la siguiente generación; encaminar sus pasos. Cuando ellas comenzaron a ser un poco independientes decidí sacar ese sueño que había guardado desde siempre en aquel rincón del alma: ser escritora o, mejor dicho, conseguir que mis obras se publicasen y se leyesen. Había llegado el momento, pensé, y fui a por ello con todas mis ganas, con todas mi fuerzas y un escudo enorme para afrontar el desánimo de muchos a los que se les secó la lengua repitiendo que no lo conseguiría. Pero yo ya lo había conseguido, siempre había sido escritora. Aunque ellos no lo supieran, había nacido siéndolo.

Comencé presentándome a certámenes literarios para hacerme con un currículo que creí necesario, pero que no lo era tanto. Gané muchos, más de los que había supuesto. Mientras tanto escribí mi primera obra "En un rincón del alma". La mandé a dos editoriales que la desestimaron. Sé que lo hicieron sin haberla leído, lo supe años después. La vida da muchas vueltas y una de ellas me llevó hasta esos datos. Cuando recibí las clásicas cartas comunicándome que mi obra no seguía la línea editorial, supe que con el género contemporáneo no llegaría a ningún sitio, el mercado estaba copado por nombres con demasiado abolengo y yo, a su lado, no era nadie. Fue entonces cuando decidí escribir una obra de suspense, genero este en el que sí podría llamar la atención de editoriales y agentes. Cuando "Epitafio de un asesino" estuvo escrita la envié a dos agencias literarias, las más importantes del país, para qué iba a comenzar por la más pequeñas, me dije, siempre hay tiempo para ir bajando. Pero no tuve que hacerlo. Antonia Kerrigan contrató la obra y Ediciones Urano la compró y la editó. Después vino la publicación de "La décima clave" por Ediciones Martínez Roca. La aceptación de los lectores y las ventas en ambas obras fue muy buena, tanto que pensé que aquello, el éxito alcanzado, me permitiría publicar "En un rincón del alma". Me equivoqué. Se me dijo, lo hicieron dos editoriales, que no era mi género, que ya contaba con lectores de suspense y que debía seguir esa línea. Que un cambio de género solo está permitido y da resultados a los escritores consolidados, a los súper ventas. Hubo quién me dijo que la obra era muy mala. Finalmente la dejé en manos de una pequeña editorial que terminaba de salir al mercado indicándoles, con la esperanza puesta en que tuvieran en cuenta mis palabras, que era un mirlo blanco, que si la trataban bien podía ser una apuesta que diera muchos beneficios y repercusión a la editorial. Pero la editorial no trató bien a ninguna de las obras que había comprado, ni a la mía ni a las del resto de escritores que ficharon. Cerró dejándonos a todos en pelota picada. 

Cuando la plataforma Amazon desembarcó en España dando la oportunidad a los escritores de publicar de forma independiente, decidí colgar "En un rincón del alma". Los resultados fueron los que siempre afirmé que tendría la obra. "En un rincón del alma" se situó entre los primeros puestos de ventas en menos de quince días y permaneció en el número 1 en todas sus categorías durante meses. Más tarde copó también los primeros puestos de ventas en el resto de mercados internacionales: Italia, Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos y México, aún sigue haciéndolo. En este momento lleva más de 1.093 días en el top 100 de los más vendidos en prácticamente todas las plataformas digitales. Es un best seller de largo recorrido con más de 65.000 copias vendidas solo en edición electrónica. Ediciones B la compró en 2012 y la editó en papel, trade y bolsillo. Se ha traducido al inglés, al italiano y al griego.
Ese sueño, esa novela, esa historia que muchos desestimaron, era un best seller que no supieron ver y que ha convertido el paraguas rojo de su protagonista en un icono de muchas mujeres y hombres. Qué ha bautizado a los lectores de la obra como mujeres y hombres de agua. Así les llamo y se hacen llamar. Así, ellos, mis lectores, los reseñistas y muchos periodistas que creyeron en mis letras, en mis historias, me ayudaron y me ayudan a seguir convirtiendo mi sueño en realidad. Luego vino As de corazones, Ediciones B, y hace un mes publiqué de forma independiente en Amazon "Mujeres de agua", la segunda parte de "En un rincón del alma", que sigue la estela de la primera y lleva ya 20 días en el top 100 de Amazon, prácticamente desde el mismo día en que la puse a la venta en la plataforma. 
Ser escritor, que publiquen tus obras; que apuesten por tu trabajo, no dejarse llevar por aquellos que se empeñan en embarrarlo todo, en destruir el trabajo ajeno, conseguir que tus letras se instalen en ese rincón del alma que todos tenemos, es muy difícil, pero..., ¿ hay algo que merezca la pena que no sea difícil?