Antonio López, una visita frustrada

Por Stornel
Ayer desperté de mi “coma vigil” y, descendiendo de las montañas, me dirigí con gran esfuerzo a la capital del estado español con la sana intención de ver la exposición de Antonio López en el Museo Thyssen- Bornemisza. Con un calor de mil diablos pensé que podría ver algunos de sus cuadros característicos, especialmente los dedicados a la Gran Vía. Mi gozo en un pozo. A las 14: 30 horas me daban la entrada para las 21:45 h. dado que todas las horas estaban llenas; con bien criterio esta limitada la entrada a grupos de espectadores para poder observar con detalle las inmensas obras. No pude quedarme y me fui con el rabo entre piernas. Me informaron que puedo solicitar entradas por Internet; lo haré en cuanto pueda.
No me gusta toda la obra de Antonio López, el segundo artista vivo español más cotizado. El primero es Miquel Barceló del que también me gustan algunas de sus obras. Ustedes saben de mi afición por los relojes y me ha llamado poderosamente uno en que se ve la fachada de Grassy, una de las relojerías más antiguas de Madrid. Quedará eternamente inmortalizada.
Las calles de este pintor me recuerdan, salvando las distancias, a la escena de la persecución de Bullit por las calles de San Francisco. Da la impresión de ser primera hora de la mañana cuando todo el mundo está durmiendo y las calles desiertas. Fíjense que, a partir de cierta escena, no hay un sólo peatón circulando por las calles.