No me gusta toda la obra de Antonio López, el segundo artista vivo español más cotizado. El primero es Miquel Barceló del que también me gustan algunas de sus obras. Ustedes saben de mi afición por los relojes y me ha llamado poderosamente uno en que se ve la fachada de Grassy, una de las relojerías más antiguas de Madrid. Quedará eternamente inmortalizada.
Las calles de este pintor me recuerdan, salvando las distancias, a la escena de la persecución de Bullit por las calles de San Francisco. Da la impresión de ser primera hora de la mañana cuando todo el mundo está durmiendo y las calles desiertas. Fíjense que, a partir de cierta escena, no hay un sólo peatón circulando por las calles.