Antonio salas: “¿cuándo se acabaran mis infiltraciones? supongo que el día en que se me acabe la suerte y alguno de los que intenta ejecutarme lo consiga”

Por Crimenycriminal @crimenycriminal
Hay guerras que no se ven. Batallas alejadas de cualquier inoportuna mirada. Conflictos que sólo aparecen en el televisor cuando ya es demasiado tarde. Demasiado. Cruentas realidades en los bajos fondos sobre las que Antonio Salas coloca el foco para acusar, alertar y explicar al gran público lo que ni tan siquiera imaginaba que podría estar sucediendo ante sus propios ojos.
Él, Antonio Salas, camaleónico, fue el primero en advertir a través de ‘Diario de un Skin’ lo que se escondía entre los vomitorios de los fondos de las gradas del fútbol y destriparnos que los grupos ultras eran mucho más que unos hinchas mal encarados que decían dar la vida por su equipo. Aireó la inimaginable suciedad que se escondía en muchas de las esquinas de nuestro país, y muchos otros, con su investigación sobre la prostitución y el tráfico de mujeres en ‘El año que trafiqué con mujeres’. Se jugó la vida por deshilar los enrevesados hilos del terrorismo internacional con el ‘Palestino’. Y pronto arrojará más luz sobre un tema candente, la corrupción política.
Él, Antonio Salas, accede hablar para CrimenyCriminólogo de buena parte de la labor que desempeña. Esa tarea tan difícil de llevar a cabo como fácil de explicar: jugarse la vida para despejar sobre el propio terreno y en primera persona las muchas incógnitas que existen en el lado más oscuro y menos visible de nuestro mundo.
- Cuesta creer que alguien no le conozca. Pero facilítenos el trabajo. ¿Quién es Antonio Salas? ¿Es un periodista, un investigador, un policía que no lo es, un ‘inconsciente’, en el buen sentido de la palabra? ¿Una mezcla de todo eso?
Un periodista free-lance mediocre que intenta hacer su trabajo lo mejor que sabe.
- ¿Cómo surge todo? ¿Qué le conduce a infiltrarse por primera vez?
Hacia 2001, Tele5 nos contrató a tres periodistas un poco kamikazes para montar un equipo de investigación que realizase reportajes de “riesgo” infiltrándose con cámara oculta. Simplemente fue el trabajo para el que me contrataron.
- Recordemos que su primera infiltración fue en el grupo Skin 'UltraSur'. ¿Por qué esta elección?
La elección no fue mía realmente. Cuando se montó el equipo de investigación se llevó con total secretismo. Nadie en Tele5 sabía quiénes éramos. No nos relacionábamos con otros programas y teníamos prohibido hablar de nuestro equipo. A mis compañeros les tocó el tema del narco en Cuba y a mí los skinhead. Pero después de un año de trabajo, el reportaje que entregue se censuró de forma brutal. Chema Bautista, el director de Atlas, me dijo que no esperaba que llegase tan lejos y que una parte de mi reportaje podía perjudicar al Real Madrid en el año de su centenario… Yo me cabree y decidí escribir un libro contando todo lo que Tele5 no se había atrevido a emitir. Así empezó todo.


- Aquello fue el inicio de una dilatada trayectoria. ¿Qué siente Antonio Salas ante cada nueva infiltración?
Curiosidad. En todos mis trabajos he empezado de cero. Y el proceso de formación teórica es apasionante. Y vital. Porque cuando comienza la infiltración sobre el terreno estás solo y dependes de tus conocimientos para salir de cada situación. Así que es muy enriquecedor.
- ¿Cómo prepara cada nueva infiltración en un grupo criminal? ¿Cómo elige un tema en concreto y un grupo criminal en particular? 

A veces son los temas los que eligen. “El año que trafiqué con mujeres” se presentó en Madrid el 8 de marzo de 2004. Durante las entrevistas, todos los compañeros me preguntaban cuál sería la próxima infiltración. Tres días después, el atentado del 11M dejó claro que el terrorismo internacional era el único tema en el que me debía concentrar. En 2010, tras presentar “El Palestino”, los casos de corrupción que se agolpaban en los informativos marcaron el siguiente tema de forma indudable: la corrupción política. La investigación que estoy terminando ahora, a mi juicio, es la que consideré más urgente. Porque es un tema que nos afecta a todos… 

- ¿Cuánto tiempo dedica a crear cada personaje, habida cuenta que ha llegado a aprender árabe para poder investigar y escribir ‘El Palestino’ por ejemplo? 


El que considero necesario. Mis editoras lo pasan muy mal porque me niego a firmar ningún contrato antes de terminar la investigación. Eso implica que no cuento con ningún ingreso de la editorial (salvo los derechos de autor del libro anterior) para financiarla. Pero me da una libertad absoluta para dedicar todo el tiempo que considero oportuno a cada infiltración. Y el proceso de formación teórica y construcción del personaje es vital. En el caso de ‘El Palestino’ fueron años, porque sabía que cuando me pasase meses en un país conflictivo, sin contactos, recursos ni apoyos, dependería de mis conocimientos sobre el mundo en el que me infiltraba para salir de cada situación que se presentase. Y hasta ahora me ha ido bien con este sistema. 

- ¿Cada vez le resulta más difícil infiltrarse?
Al contrario. La experiencia es un gran aliado para valorar los riesgos, establecer estrategias, y evitar perder tiempo y dinero siguiendo pistas falsas que todos los días se reproducen en Google o Wikipedia y que tanto daño hacen al periodismo de ordenador. Pero, lógicamente, cada vez que tienes que ponerte la cámara oculta y entrar en un territorio hostil, el temor es tan grande como la primera vez.
- ¿Qué es lo más difícil de la infiltración?
La salida. Antes de que el libro se publique, alertando al objetivo de que han tenido a un infiltrado, debes borrar todas las huellas, diluirte en su memoria, prepararte para los insultos, las amenazas y el odio. Mientras estás dentro solo tienes que preocuparte de que no descubran la cámara oculta. Pero cuando se publica el libro llegan las reacciones, totalmente lógicas, de quienes se ven reflejados en tu reportaje. Y entonces es cuando empiezan los problemas.
- ¿Qué ha aprendido con cada nueva infiltración?
Imposible resumirlo. Creo que no existe nada más enriquecedor que convivir con personas con las que no tienes nada en común, y esforzarte en comprender porque hacen lo que hacen. Cuando consigues entenderlo, no significa que lo justifiques, pero tu mente de expande de una forma gigantesca. Y te da una percepción muy diferente de lo que ocurre a nuestro alrededor.
- ¿El personaje como infiltrado se ha comido por completo a la persona en alguna ocasión? ¿Ha mezclado personajes?
Nunca he mezclado personajes, pero es curioso que en casi todos mis trabajos me he encontrado con los nazis que aparecen en ‘Diario de un skin’. Incluso, en la investigación de ‘Operación Princesa’, llegué a coincidir con miembros de Hammerskin contra los que declaré en el juicio, pero afortunadamente no me reconocieron.
- ¿Qué grado de dificultad entraña ingresar en una organización criminal sin participar en delitos? ¿Dónde se encuentra el límite de Antonio Salas? 

Es lo más difícil. Tengo muy claro que si me veo en la disyuntiva de tener que cometer un delito en una infiltración, hasta ahí llegó el reportaje. Ningún reportaje justifica que cometas delitos. Por eso siempre procuro adoptar el rol de ideólogo o intelectual. Por ejemplo, en ‘El Palestino’, después de escribir dos libros sobre el Islam y editar una revista que se repartía en muchas mezquitas, el mismo Carlos el Chacal me insistía en que no participase en acciones de lucha armada. Incluso llegó a escribir un texto inspirado en mí diciendo que había muchos muyahid para el combate, pero que se necesitaban más intelectuales en la red o en la formación teórica. En el caso de la extrema izquierda, por ejemplo, recuerdo que me escayolé un brazo antes de que empezasen las acciones, para evitar tener que participar en la quema de cajeros o los enfrentamientos con las UIP.
- ¿Ha tenido encontronazos con la Policía en las infiltraciones?
En todas las infiltraciones. Pero es lógico. Si vives integrado en un grupo criminal, tarde o temprano tendrás problemas con la policía o los servicios de inteligencia. Eso es bueno. Significa que estás haciéndolo bien. En su libro ‘Diario de un espía’ mi amigo “el agente Juan” (David R. Vidal), que trabajó 12 años para el CNI, narra la anécdota de la foto que le pasaron en su servicio, tomada a un presunto yihadista checheno en una mezquita, y su carcajada al descubrir que era yo… Para mí eso es un cumplido.
- ¿Qué infiltración de las que hasta ahora ha realizado es en la que más miedo ha pasado? ¿Por qué?
Miedo, sin duda en ‘El Palestino’. Colar un equipo de cámara oculta por la frontera de Israel, chocarte con Hizbullah en Beirut o participar en un comunicado terrorista en Venezuela, resulta estresante. Pero donde más asco, rabia y frustración sentí, fue en ‘El año que trafiqué con mujeres’.
- ¿Lleva la cuenta del número de veces en las que su vida ha corrido peligro?
No. Pero todavía conservo la bala del 9 mm corto que casi me vuela una rodilla durante ‘El año que trafiqué con mujeres’. Me ayuda a recordar que no se debe tentar demasiado a la suerte.
- ¿Cuántas veces se ha preguntado si merecía la pena jugarse tanto por una investigación?
Muchas. Pero cualquiera que lea ‘Mis emails favoritos’, en mi web, y vea los testimonios de miles, no exagero, de chicos y chicas que dejaron el movimiento nazi, la prostitución o el Yihad después de leer mis libros, comprenderá que sí merece la pena.
- ¿Se le ha resistido hasta ahora alguna investigación?
No exactamente. Pero si he perdido muchísimo tiempo y dinero siguiendo pistas falsas y desinformación que se reproduce a diario en Google o Wikipedia, y que muchos colegas se limitan a repetir en sus artículos o reportajes. La diferencia es que yo intento contrastarlas sobre el terreno. Por eso ya no me creo casi nada de lo que veo en los informativos.
- ¿Se puede llevar una vida social y familiar normal con el trabajo que desempeña? ¿Cómo es su día a día?
Lo intento. Supongo que mi vida es como la de cualquiera de los concejales del PP o PSOE amenazados por ETA en Euskadi hace unos años. O como la de cualquier testigo protegido amenazado por el crimen organizado. Nos enseñan a evitar las rutinas, a vigilar matrículas, caras… Y al final se convierte en una rutina.
- Un día a día tan poco rutinario debe dar pie a muchas anécdotas, y no nos referimos a cuando está infiltrado…
Así es. La mayoría de mi familia, y casi ninguno de mis amigos sabe que soy Antonio Salas. Y eso da lugar a situaciones muy paradójicas. La última el pasado fin de semana. Poder estar presente en una conversación en la que la gente opina sobre ti, sin saber que estás presente, es la única forma de saber lo que piensan realmente. Y resulta muy divertido.
- ¿Cuándo se terminaran las infiltraciones para Antonio Salas?
Supongo que el día en que se me acabe la suerte y alguno de los que intenta ejecutarme lo consiga. El pasado 8 de marzo un joven skin de Madrid lo intentó en el salón de actos de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, pero supongo que todavía no era mi momento.
- Para acabar nos gustaría conocer su opinión sobre dos temas de actualidad y que usted conoce a la perfección. ¿Qué opina de todo el carrusel de acontecimientos vividos desde que el pasado 30 de noviembre se asesinase al hincha del Deportivo en el Manzanares?
Opino que es terrible que tenga que morir una persona para que se preste atención a quienes nos hemos dejado la voz gritando que esto iba a ocurrir. Esteban Ibarra, David Docal, hay montones de expertos que llevan años advirtiendo de lo que ocurría en el mundo ultra, y de la violencia que se ejerce alrededor de los estadios cada semana. Pero de no haber muerto ese joven seguiríamos gritando en el desierto.
- ¿En qué grado de ebullición cree que se encuentra el mundo ultra?
En algunos colectivos, como Ultrasur, comienzan a destacarse líderes como El Niño, que abogan por una mayor politización de las gradas, siguiendo la estela de Amanecer Dorado en Grecia. Así que hoy más que nunca los ultras y la extrema derecha aspiran a evolucionar juntos.
- ¿Es el yihadismo el principal peligro terrorista ahora de los países occidentales?
El principal cáncer del mundo es el narco, porque controla la economía de políticos, traficantes, paraísos fiscales, etc. Y quien controla el dinero controla el poder. Pero es cierto que jamás nos habíamos enfrentado a algo como el ISIS, que ha conseguido desplazar la amenaza de Al Qaeda y atraer la atención de los muyahidín de todo el mundo. Y será un problema muy grave a medio plazo. 


DOCUMENTAL 'DIARIO DE UN SKIN'. 
      
DOCUMENTAL 'EL AÑO QUE TRAFIQUE CON MUJERES'.

DOCUMENTAL 'EL PALESTINO'.     
       
DOCUMENTAL 'OPERACIÓN PRINCESA'.