Aoraki / mount cook national park – mueller hut

Por Eazkoitia
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Hace unos días fuimos al Parque Nacional del Monte Cook con, como dice Joan, la familia de Queenstown: Joan, Èlia, Pol y Judit. Fuimos los seis en la furgoneta de los dueños de la casa donde viven Joan y Èlia. ¿Os imagináis un casero en España que os deje su furgoneta durante tres días? Nosotros tampoco.
Salimos un viernes por la tarde en dirección al YHA (albergue) del pueblecito alpino del parque nacional con la promesa de un tiempo horroroso. ¡Rayos y retruécanos! Nos daba igual, hacía tiempo que llevábamos intentado ir de excursión por los alrededores del Mount Cook y las previsiones del tiempo siempre eran malas o peores.
Pensamos que si nos quedamos en casa esperando a que la web del servicio de meteorología neozelandés avise de buen tiempo no nos íbamos a levantar de los sofás respectivos. Nos la jugamos, total, como dice Pol “si plou ens mullem i prou” que significa que si llueve, pues nos mojamos. Afortunadamente ninguno de nosotros es de algodón por lo que no nos encogemos con el agua. Tampoco podríamos encogernos mucho, cuando vamos los seis por Queenstown parecemos una compañía de hobbits al lado de los guiris alemanes e ingleses.
El Mount Cook o Aoraki (¿Recordáis la leyenda de la creación de la isla sur de Nueva Zelanda?) es la montaña más alta de Oceanía con una altitud de 3724 m sobre el nivel del mar en reposo en la zona de Alicante. Es una de las montañas de ascensión más técnica del mundo, motivo por el cual mueren bastantes escaladores cada año intentando hacer cumbre. Debido a su complejidad fue utilizada por el héroe neozelandés Sir Edmund Hilary como campo de entrenamiento previo a su famosa ascensión al Everest en el año 1953.
Nosotros, evidentemente, no subimos el Mount Cook ni siquiera un poquito, nos limitamos a hacer excursiones por las montañas colindantes, que lo rodean y permiten tener preciosas vistas de sus infinitos glaciares.

Amaneció el primer día con un sol abrasador y casi ni una nube en el firmamento (había una justo tapando la cumbre del Mount Cook), pero la previsión avisaba de un frente de tormentas ultrafuertes viniendo por el oeste para después de comer (aquí comen a las doce, no a las tres como en España). Desayunamos acorde a nuestra autoimpuesta cartilla de racionamiento (dos tostadas con Nocilla de marca blanca o un tazón de leche con muesli, también de marca blanca), hicimos unos bocadillos con pan de molde con alpiste para palomas y nos pusimos en marcha: íbamos a ascender hasta el Mueller Hut, que en castellano es el Refugio Mueller.

El camino empezó siendo engañosamente bucólico y pastoril, siguiendo el curso de un riachuelo que ha visto tiempos mejores, siendo un glaciar inmenso romperrocas siglos atrás. Y llegó la fiesta. Teníamos que ascender una montañita de 1800 m de altura vertical como las gradas del Camp Nou. Afortunadamente para nosotros en Nueva Zelanda tienen una agencia gubernamental de la que ya hemos hablado en otras ocasiones, el DOC, donde emplean a gente muy vasca que han puesto escaleras en toda la ladera de la montaña. Son escaleras hechas de madera muy bien integradas en el paisaje que llegan hasta casi la cima.

Los últimos doscientos metros hay que hacerlos saltando de roca en roca como las cabras.

Subir las escaleras es bastante duro, pero si se va con cierta calma es factible. Una vez llegamos a la zona rocosa alguien abrió la puerta y desató un vendaval de tomo y lomo. Encogimos la cabeza entre los hombros y avanzamos decididos hasta la cumbre. Después de unas tres horas de ascensión llegamos a la cima y pudimos ver lo que había “al otro lado”. Impresionantes paredes rocosas de más de 3000 metros de altura con glaciares de hielo azul. Seguro que cada glaciar tiene nombre pero no había ningún cartel explicativo, suponemos que el DOC se quedó sin presupuesto después de poner todos esos escalones de madera. Qué trabajazo, les he enviado un correo con la excusa de ser Ingeniero de Caminos a ver si me explican cómo lo hicieron.

Una vez en la cima hay que ir por la carena en dirección sur hacia el refugio. Se tarda algo menos de una hora y hay que ir con cuidado porque el viento pega tan fuerte que te puede tirar al suelo.
Se nota que en invierno debe estar todo lleno de nieve ya que hay palos naranjas marcando el camino cada diez metros.

El Mueller Hut es un edificio rojo que parece un módulo planetario de los de la película “Interestelar” que fue inaugurado por Sir Edmund Hilary en el año 2003. Este señor llegó hasta ahí para cortar la cinta con 83 años. Murió del esfuerzo cinco años después.

Hechas las cuatrocientas fotos de rigor nos dimos media vuelta y volvimos hacia abajo, que el cielo se estaba poniendo negro de tormenta y teníamos planeada una barbacoa en el albergue para cenar. Si subir las escaleras fue durillo, bajarlas fue una agonía para nuestras rodillas, pero somos todos jóvenes y tenemos cartílagos de sobra para gastar en estos menesteres.

De vuelta en el albergue Joan y yo decidimos perder al Pictionary contra las chicas antes de hacer la barbacoa.
Empezamos a cenar y el cielo cayó sobre el parque nacional. Eso es llover y lo demás son tonterías. Enrique & Marina

English version
AORAKI / MOUNT COOK NATIONAL PARK – MUELLER HUT
The second weekend of the year we went to Mt Cook National Park with, like Joan says, our Queenstown family: Pol, Judit, Èlia and Joan. We drove there with Joan and Elia’s landlord van. Best landlord ever, from now onwards.
We left Friday afternoon to spend the night at the YHA in the alpine village of Mt Cook with and awful weather forecast. We couldn’t care less about the Metservice forecast. We had been planning this trip for ages and it looks like the weather’s always bad up there, so it seem like a good idea to go ahead with our plans no matter the predictions.
If you have to wait until the New Zealand meteorology agency shows nice weather somewhere, you’re not going to leave the couch ever. Thus, we decided to gamble with that weekend when everyone of us was off. Moreover, like Pol says, “if it rains we’ll get wet and that’s all”. We’re not made of cotton so, hopefully, no one will shrink under the rain. And if anyone does, it wouldn’t matter so much anyway. We’re all so short that when we walk around Queenstown people stops to take pictures of us because they think we’re the hobbits and the dwarves of The Fellowship of the Ring. Any of the numerous  Germans and English backpackers can be the elves and the wizards.
Aoraki Mt Cook (do you remember about the legend of the creation of the South Island?) is the tallest mountain in Oceania being 3724 m high over sea level. It’s one of the most technical climbs in the world and this is why a few mountaineers die every year in their attempt to reach the summit. For the same reason, the national hero Sir Edmund Hilary chose this peak as his training field before ascending Everest in 1953.
We obviously didn’t climb Aoraki Mt Cook at all but hiked around the nearby mountains that surround the peak and provide with amazing views of all the glaciers, the valleys and, of course, Aoraki itself.

The first day started with a scorching sun and not even one cloud in the sky (except from the resident cloud on the tip of Mt Cook). However, we kept expecting ultra-strong thunders and gale in the afternoon. We had an austere breakfast consisting on fruit, two toasts with homebrand Nutella or some homebrand muesli with milk. We also made some sandwiches to take away with that bread that has some bird food mixed through (I think it’s called mixed grain and we managed not to get that homebrand too!). After that, all was sorted to start our way up to the Mueller Hut.

The track started being treacherously bucolic and scenic following what now is a creek’s bed but centuries ago used to be a massive glacier. Then the party started. The mountain we were climbing was 1800m high and steep as the terraces of the FC Barcelona stadium. Luckily, in New Zealand we have the Department of Conservation and they employ their “basque” workers in building stairs in the most unbelievable places like this steep hillside. Then, a good part of the track goes on through man-made steps that lead to a lookout and where most people with wide fitness levels can reach and enjoy pretty good views of Mt Cook, several glaciers and a glacier lake hanging on a terrace. I’m quite happy to pay my taxes after witnessing what they do with them.

The last few hundred meters needed to be done jumping from stone to stone like a goat.

Going up the stairs was hard, but achievable going slowly but steady. Once at the rocky top the wind gate was opened and it felt like the gale came from all directions. We putted our heads down and after three hours going uphill we got to the summit and check what was waiting for us on the other side. Impressive 3000 m high vertical rocky walls partially covered with several blue glaciers were the scenery behind the mountain we just topped. There’s probably a name for every single glacier, however what was missing was a DOC screen telling them. We reckon the spent all the money with the million wooden steps they built. Fair enough. Enrique’s sent an e-mail to ask them about the building process of the steps. Let’s see if they reply.

From the top we walked following the ridge South, towards the hut. It takes far less than an hour but due to the extreme wind we had to take extra care while walking not to fall down. 
In Winter, we bet the snow covers the whole place and you could tell because the track marks are bright orange poles stuck between the rocks.

The Mueller Hut is a fairly big red building that seems a bungalow out of the movie “Interestelar” opened by Sir Edmund Hilary in 2003. Mr Hilary had to get there when he was 83 years old. Five years later, when he died, it was because of that same effort.

After taking the four hundred compulsory pictures, we turned around and started our way down before the storm could get us. Also, we had a BBQ waiting for us in the YHA and meat in the fridge to chuck in the fire for dinner. Anyway, if going up the stairs was hard, going down became a true agony. But we’re all young and we have plenty of cartilage (so far) in our knees to use in these sort of things.

Then, back in the hostel, Joan and Enrique decided to lose on purpose playing Pictionary with us, the girls just before start cooking dinner. Only they say it was on purpose.
Finally, we cook diner in the outdoors bbq placed in the deck in front of the skeptical look of all staff member and the rest of guests: that really was raining. Enrique & Marina