Una vez más Apax Partners abandona una inversión de manera desangelada. En este caso se trata de su apuesta por el Grupo Panrico, fabricante de los famosos Donuts que no ha podido vender ni sacar a Bolsa. Después de no llegar a ningún acuerdo con algunos potenciales compradores que su asesor, Credit Suisse, le encontrara, le ha pasado la “pelota” a los acreedores, un centenar de entidades financieras que han asumido esa responsabilidad y apostado por el actual consejero delegado, Cesar Bardají, para que saque adelante el proyecto empresarial.
El grupo panificador catalán, conformado por las empresas Panrico, Artiach y La Bella Easo, arrastraba una deuda que ahogaba su tesorería y la viabilidad de la compañía a medio plazo, superior a los 600 millones de euros, consecuencia de la compra, en 2005, por parte de Apax a la familia Costafreda, por unos 900 millones, operación que fue considerada en su momento excelente para los vendedores y que con el tiempo se ha visto como de difícil digestión.
Apax no tardó ni un año en recuperar su inversión, vía dividendo. Pero ante las necesidades de la compañía no ha querido responsabilizarse de una recapitalización, vía ampliación de capital, prefiriendo marcharse lo más rápidamente posible. Más o menos como hizo en Vueling, un proceder muy diferente de otras empresas del sector, como Inversiones Hemisferio de la familia Lara, que permaneció en la aerolínea en los malos momentos, saliéndose del capital cuando la viabilidad estaba asegurada.
Después del acuerdo en Panrico entre la propiedad (Apax) y los acreedores, firmado el pasado miércoles, se produce una quita en la deuda del 42% (pasando de los iniciales 605 millones a los 350 actuales) ampliándose el plazo de devolución una media de dos años con el vencimiento de la mayor parte a finales del año 2015 y se inyectan 30 millones de euros adicionales para acometer los planes de inversión en activos, apoyar las acciones comerciales y el desarrollo de las marcas. Esta refinanciación permitirá que las cuotas del pago de la deuda se reduzcan de manera ostensible, pasando de 54 a 26 millones. Este excedente será vital para que Panrico pueda acometer los planes de inversión en activos y apoyar las acciones comerciales y de desarrollo de las marcas en los próximos años.
Por otro lado, los acreedores, agrupados en torno a un sindicato, -en cuyo comité de dirección se encuentran representantes Babson, Caja Madrid, ECM, Harbourmaster e ING, que actúa además como banco agente-, se han hecho con la propiedad de la compañía mediante una ampliación de capital de por importe de 288 millones para convertir los actuales créditos participativos en fondos propios.
Las ventas brutas del grupo el pasado ejercicio superaron los 870 millones (un 5% superiores en relación a las de 2008). Las previsiones de Bardají para este año es que el Ebitda continúe siendo similar al de 2009, en torno a los 50 millones.