Apertura 2010: pecado mortal

Publicado el 27 septiembre 2010 por Elacertijo
Por Guido Plotnik

Que inocencia tuviste River. Lo tenías controlado, Quilmes no te creaba peligro, pero sucumbiste en el final. Erraste incontables goles y finalmente lo pagaste. Un empate con sabor a derrota ante el único equipo que todavía no ganó en el campeonato.
El conjunto de Ángel Cappa recibía en un Monumental repleto a los de Hugo Tocalli con el objetivo de quedarse con los tres puntos en casa, poder salir de la difícil situación en la que se encuentra en los promedios, acercarse a Vélez en la tabla de posiciones y que aparezca de una vez por todas el juego que pretende el técnico. Nada de eso sucedió.
Desde el inicio del partido River intentó dominar las acciones de la mano de un Lamela encendido y con la movilidad de sus dos delanteros. Con Ortega en el banco, Buonanotte fue titular y no respondió a las expectativas. Al Enano se lo vio apagado y poco participativo. Por el lado del visitante, Raymonda intentaba hacerse eje y Morales luchaba muy solo contra toda la defensa Riverplatense. Claramente el Cervecero buscaba sumar de cualquier manera.
A pesar de no haber jugado bien, River fue superior a Quilmes en líneas generales. Funes Mori tuvo dos claras en el primer tiempo y por deficiencias suyas y buenas respuestas de Trípodi, el Millonario no podía quebrar el arco rival. Quilmes sólo podía asustar con una pelota parada y de la mano de Gioda casi abre el marcador.
El ingreso del Burrito Ortega en el entretiempo fue clave. El jujeño le cambió la cara a su equipo, pidiendo siempre la pelota y asistiendo a sus compañeros. Él tiró el corner para el gol de Pavone a los 2 minutos de la segunda etapa. Funes Mori siguió desperdiciando chances, pero el resultado no corría riesgo ya que el Cervecero no lograba crear peligro a pesar de la entrada de Caneo y Garnier.
Almeyda se lesionó y llegó la primera mala noticia para River. El Millonario se durmió en el último tiro libre y Caneo entro solo por el segundo palo para conectar de cabeza el empate. Un pecado mortal.
Cappa declaró después del partido que no hay ningún equipo que juegue mejor que River y esto suena a bronca. Él siente que le exigen mucho más que a los demás y puede ser, pero la realidad es que a su conjunto aún le falta para luchar el certamen. Ahora tiene que visitar a Banfield, que antes jugará el miércoles por la copa. Es una linda oportunidad para redimirse y demostrar que este River puede meterse en la conversación.