Los silbidos al final del partido duelen. Lastiman porque River jugó un buen partido y mereció ganarle a Gimnasia de la Plata. El equipo de Cappa falló en la puntada final, rescató un pobre empate y quedó a nueve puntos de Estudiantes. Muy lejos de la cima.
El Monumental presionaba desde un principio al compás del “Esta tarde cueste lo que cueste, esta tarde tenemos que ganar” y River salía a la cancha totalmente decidido a buscar el triunfo. El Millonario se calzó el traje de protagonista y con Lamela a la cabeza tuvo varias chances de abrir el marcador.
El pibe que quiso el Barcelona hace algunos años, estrelló dos remates en los postes, uno mediante un gran tiro libre y el otro con un centro que casi se le mete a Sessa. También, Funes Mori y Román tuvieron sus oportunidades pero fracasaron en la definición. Gimnasia plantó en cancha un esquema muy defensivo, con un Córdoba solitario arriba luchando contra toda la defensa Riverplatense y apostó al contraataque. Se irían al descanso igualados.
Para los segundos cuarenta y cinco minutos, Cappa hizo ingresar a Buonanotte por Lamela (un cambio inexplicable) y a Affranchino por Díaz. El trámite del encuentro no se modificó demasiado, ya que el local siguió llegando al arco visitante con mucha frecuencia. Buonanotte, de regular partido, tuvo el gol en su zurda pero no logró concretar, mientras que Pavone amenazó con amargar a su ex clásico, pero también desperdició el par de chances que tuvo.
El Lobo se animó y Morant metió a Graf por Encina, a lo que Cappa contestó con un cambio que luego le daría varios dolores de cabeza: Caruso por Arano. River se desordenó y en su desesperada búsqueda del gol sufrió muchísimo. Córdoba contó con tres chances netas de gol, pero se encontró con Carrizo, que con su enorme categoría le ahogo el grito al lungo delantero.
Fin del partido. Triste empate ante el último del torneo y silbidos por doquier. A la gente no le interesa que River haya merecido ganar ampliamente y que mejoró notablemente en su juego. Al público hay que decirle que jugando así, los de Cappa ganarán más partidos de los que perderán.