En la tarde del domingo, el rojo y Quilmes nos regalaron el peor partido del campeonato y, lógicamente, terminaron 0 a 0.
Justo empate a 0 para 2 equipos de espanto.
A los 15 minutos del primer tiempo se podía ya uno imaginar lo que les iba a costar armar algo mas o menos decente a estos 2 prospectos de equipos. Sus mediocampistas están mas para desarmar que para hilvanar una, UNA sola jugada de mediana calidad. Pero no. No estos cuadros. No están programados para jugar o para atacar. Lo están para que el de enfrente de turno no juegue. Así es muy difícil que salga algo remotamente parecido a un partido de fútbol.
A mi me toca, como hincha de Independiente, hablar de Independiente y no de Quilmes.
Hablemos del rojo entonces. Me va a costar, no va a ser fácil. Pero tampoco me es fácil ver a Independiente. Imagínense, escribir es aun mas difícil.
Battión, Godoy, Mareque y Gracian. Sinceramente: ¿alguien puede esperar que este mediocampo genere algo?. Es imposible. Battión y Godoy no tienen ni idea con la pelota, Mareque es siempre un quilombo andante y además no esta para eso. Y Gracián: mamita!!! YA VEO PORQUE LE DICEN PECHO FRÍO. Detengamonos un poco en Mareque y su posición en la cancha. Esta de volante cerca de Velazquez. Por ende se cruzan y se anulan con Velazquez, por ende ninguno cumple con lo que sabe hacer o mas o menos. Ni Velazquez desborda por que tiene al atolondrado adelante ni Mareque aporta fútbol porque no esta para eso. Encima el que sufre esta imposición de que jueguen ambos (sino Velazquez pedía que lo vendan ya que vino a ser titular) es Mancuello, la única opción de generar desborde y centro atrás. Sufre esa anemia ofensiva el Cuqui que tampoco esta a la altura de los acontecimientos, diga lo que diga, el tarado de Apo.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ufff que de pálidas!!!!!!!!!.
Lo peor aun esta por venir. No esperemos nada de este equipo y todo sera mas llevadero.
Se sigue en la Sudamericana porque Argentinos es otro equipo pésimo, un resabio del que fue campeón. Pero es la esperanza que nos depara este semestre.
Hacia allí deberán apuntar nuestras cebitas, no nuestros cañones.