Sí, simplemente apesta y por ello, el valiente que se atrevió a cocinar con este especial ingrediente era cuando menos un atrevido. Pero como ocurre muy a menudo, son los más atrevidos los que se llevan los grandes premios y en este caso nuestro personaje imaginario dio en la diana descubriendo un ingrediente de cocina único y realmente delicioso. Podemos decir que la asafétida es una apestosa delicia. Y alguien me puede preguntar ¿igual que el Camembert?. Pues no.Lo que hace muy especial a la asafétida es que el proceso de cocción, es decir, la aplicación de calor, hace que cambie radicalmente su sabor.
Lo que en un principio es un polvo amarillento que debemos conservar en un bote bien cerrado y que debemos evitar oler, se convierte en fuente de aromas y sabores sorprendentes una vez se cocina, ya sea en salsas o frita. No voy a perder tiempo describiendo el olor original, por desagradable y por lo difícil de comparar con otros olores de nuestro entorno. Sin embargo, el olor y el sabor de la asafétida cocinada es el de la cebolla o el cebollino pero con unos toques de apio.
Su sabor es fino y cálido, perfecto para una sopa de invierno. Su adaptabilidad es total y le pega a casi todo, desde carnes, pescados, verduras…Y ¿dónde se usa más? Pues en la India, donde es un ingrediente habitual de currys y panes tales como los deliciosos papadoms. La resina de este árbol se recoge, se deja secar y se pulveriza. Como he dicho, debe conservarse en un frasco bien cerrado, pero no le tengáis miedo que no es para tanto. Abrid el bote, sacad el equivalente de media cucharilla de café (un poco de asafétida es mucho) y echadlo rápidamente a vuestro guiso: en cuestión de segundos invadirá vuestra cocina un maravilloso olor y vuestro plato adquirirá un maravilloso sabor. Aquí tenéis un exótico de Cocinista que recomiendo, y mucho. Es más que probable que no hayáis probado nada igual.
¿No va siendo ya hora de que lo hagáis?