Apocalipsis No. Daniel Ortiz Amézaga

Publicado el 02 junio 2017 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
¿Y si la Muerte, con mayúsculas, decidiera dejar de trabajar?
Lo único seguro que hay en la vida es la muerte. ¿Cuántas veces hemos oído o dicho esa frase o alguna similar? Ciertamente, bajo el peso de esa verdad absoluta se desarrolla la existencia de los humanos, que por eso mismo nos solemos dar el triste apelativo de “pobres mortales”.

Pero… ¿y si esa verdad absoluta no lo fuera? ¿Y si la Muerte, con mayúsculas, decidiera dejar de trabajar?Pues de ese supuesto parte la novela de Daniel Ortiz Amézaga, “Apocalipsis No”: el Apocalipsis bíblico ha llegado, pero ha resultado un estruendoso fracaso debido a un fallo del plan divino. Ante semejante fiasco, Dios, que, como sabe cualquiera que haya leído el Antiguo Testamento, “siempre ha tenido problemas para gestionar la cólera”, se retira del juego, dejando que los humanos se las arreglen como puedan en un mundo en el que la Muerte y la leyes físicas han dejado de funcionar.Y con estas premisas, Daniel Ortiz organiza una narración hilarante y delirante en su desbordante imaginación.disparatada cosecha de entretenimiento y diversión

Porque... ¿nos hemos parado alguna vez a pensar lo que sería de nosotros si durante años nadie muriera en la tierra? Realmente, lo que, en principio, podría parecer un sueño maravilloso, no tardaría mucho en convertirse en una pesadilla. Y si a eso se le une, por ejemplo, que la ley de la gravedad tampoco funciona, ya que “… las leyes del universo se habían dado un baño en el inodoro mientras Dios tiraba de la cadena”, nos encontramos con campo abonado para que un autor ingenioso pueda obtener una disparatada cosecha de entretenimiento y diversión.Desde Washington, donde se inicia la narración, de la mano del causante del desaguisado cósmico, Michael Havock, presidente de los Estados Unidos, y el ser más odiado del planeta, el lector inicia una aventura apasionante por los lugares más dispares de la tierra: Estados Unidos, Austria, Alemania, Suiza, Inglaterra, Francia… Mencionando especialmente un estupendísimo viaje por una España convertida en una maravillosa y paradisiaca isla llena de sorpresas… Y sin olvidar un hilarante viaje, que hubiera dejado boquiabierto al mismísimo Dante, por el Infierno (ese lugar que bien se puede definir como “El cúmulo de pequeñas cosas que te molestan en el día a día sabiendo que mañana seguirán estando ahí).Batallas apocalípticas, viajes memorables, inventos geniales y los personajes más disparatadamente divertidos, terroríficos, patéticos o tiernos que podamos imaginar. Especialmente una pareja, el pequeño Todd y su peculiar amiga Toten, tan entrañables como cruciales para la narración. Pero tampoco sería justo olvidar a La Muerte, gozando de un retiro dorado en Death Valley (¿dónde si no?), al son de “The bell” de Mike Oldfield; a los hermanos Gabriel y Lucifer, tan angelicales como alarmantes; a la hermosa, lasciva y peligrosa Babilonia, comandando a las Doce Tribus de elegidos del Señor, que han visto frustadas inopinadamente sus aspiraciones de alcanzar el reino de los cielos (y hay que señalar los hilarantes diálogos entre algunos de sus componentes); o a la desmemoriada Zoe, tras la que se oculta el secreto que, finalmente, explicará muchas cosas… El logro de Ortiz Amézaga es conseguir, con los muy variados componentes de su novela, un cóctel explosivo de diversión irreverente e inteligente, agitado, que no removido, por una imaginación desbordante de la que nacen hallazgos tan portentosos como el de la paradoja cuántica del Eurotunel, el tren a pedales o los generadores de electricidad espíritu-eléctricos...En definitiva, una obra verdaderamente original, Apocalipsis No, para deleite de sus lectores, y que no defrauda las esperanzas de quienes ya habíamos catado el ingenio de Ortiz Amézaga en obras anteriores (Luzius, Cuestión de fe).

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José María Sánchez Pardo