"Los amigos son como las gafas: te hacen parecer inteligente pero se rallan enseguida. A veces, uno encuentra gafas que molan. Yo tengo a Sophie"
(Quiéreme si te atreves)La comparación más habitual es con las azafatas del "Un, dos, tres". Pero me han llamado gafosa. Y cuatrojos. Y Betty la fea. Cuando se me empañan los cristales, la gente se acuerda de Rompetechos. Los que no saben es que yo soy una gafosa orgullosa y por vocación.
De pequeña, me moría por llevar gafas. Intentaba engañar al oculista en cada revisión. Pero soy mala mintiendo y peor fingiendo. Fallé. Siempre. Así que me empecé a aficionar a las gafas de sol. Freud formularía una interesante teoría con esta fijación mía.
Grandes. De pasta. Metálicas. Más vintage que modernas. Negras. Marrones. Casi cualquiera valía. Y vale.
Hasta que la carrera universitaria me regaló lo que menos esperaba. Una miopía creciente que no me ha abandonado desde entonces. La excusa perfecta para explorar mi otro yo. Ya no era despistada. Era miope.