Apología del cristianismo

Publicado el 13 septiembre 2011 por Monpalentina @FFroi

Blaise Pascal fue un matemático, físico, filósofo y teólogo francés, considerado el padre de las computadoras junto con Charles Babbage. Educado por su padre, un juez local, sus primeros trabajos abarcan las ciencias naturales y aplicadas, donde realizó importantes contribuciones para la invención y construcción de calculadoras mecánicas, estudios de la teoría matemática de probabilidad, investigaciones sobre los fluidos y la aclaración de conceptos tales como la presión y el vacío, generalizando la obra de Evangelista Torricelli. También escribió en defensa del método científico. La obra teolófica más influyente de Pascal, conocida póstumamente como los Pensées ("Pensamientos"), no fue completada antes de su muerte. Se trata de una apología del cristianismo, que al parecer habría debido contener un examen coherente y una defensa de la fe cristiana bajo el título original Apologie de la religión Chrétienne ("Apología de la Religión Cristiana"), si bien de la obra sólo conservamos una serie de notas. Lo que se encontró entre sus efectos personales tras su muerte fueron numerosos papeles con ideas sueltas, agrupadas en una especie de orden provisional.
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La verdad no sólo la reconocemos a través de la razón sino también del corazón. En el proceder del último conocemos los primeros principios y en vano será que la razón que se pronuncia y que no participa en ello intente combatirla. En vano lo intentarán los escépticos, aquellos que no poseen ningún otro objeto. Sabemos que soñamos, pero cuán incapaces somos de demostrarlo mediante motivos razonados. Esta incapacidad sólo permite reconocer la debilidad de nuestra razón pero no, como se indica, la incertidumbre de todos nuestros conocimientos. Porque el conocimiento de los primeros principios, por ejemplo, existe el espacio, el tiempo, el movimiento, los números, es algo tan cierto como cualquier otra cosa que nos proporcione la razón en sus juicios. Y es este saber del corazón y del instinto, en los que debe apoyarse la razón, el que fundamenta todas las derivaciones. El corazón siente que existen tres dimensiones en el espacio y que los números son infinitos, mientras que la razón demuestra luego que no existen dos números cuadrados de los que el uno sea el doble del otro.


Fuentes consultadas:
Crónica de la Humanidad, 1986 Wikipedia