Apoyarnos los unos a los otros mientras se nos rompe el corazón

Por Emmaamme

Uno de mis grandes aprendizajes en esta vida ha sido (sigue siendo) el de pedir ayuda. He ido limando esas creencias tan arraigadas que tengo de “tú sola puedes y debes”, “no necesitas a nadie”, “pedir ayuda es de débiles” y la raíz de todas ellas: “si permites que alguien te ame, te puede abandonar y sufrirás”.

Es importante que creamos en nosotros, que sepamos salir adelante sin ceder nuestro poder fuera continuamente, sin acudir siempre al otro, sin darle más importancia a voces externas que a la nuestra, que confiemos en nuestra sabiduría, en nuestro valor y en nuestra valentía. Y para saberlo es necesario experimentarlo y pasar por esa soledad que hace que te enfrentes a todos esos miedos que intentas por todos los “medios” ocultar. Pero una vez ya lo has comprobado, ya te lo has demostrado, ¿para qué seguir llorando a solas?

Compartir tu dolor, tu vulnerabilidad, es de los actos más valientes que una persona puede realizar, porque cuando te das de esa manera a alguien, cuando le abres el corazón a otra persona, le estás mostrando todas tus heridas, todos tus talones de Aquiles y todos tus puntos gatillo a los que disparar cuando les venga en gana. Es un acto total de entrega de ti, de tu Alma, y a eso, no se atreve cualquiera.

Ningún extremo es “bueno”, ni siquiera el de llegar a ser tan independiente, tan autosuficiente, como para no plantearte la opción de apoyarte en tus amistades, en tu familia, cuando te estás ahogando en tus propias lágrimas o en cualquier tontería que no tienes por qué pasar sola por ello pero como es a lo que estás acostumbrada, por lo que tanto “has luchado”, prefieres seguir siendo “fuerte” y “no molestar”. 

Nuestros dones pueden llegar a ser nuestras mayores trampas. Es importante ser consciente de ello y mantener el equilibrio, en mi caso, entre lo que es el desapego y el aislamiento por miedo a apegarse. Hay una linea muy fina entre ellas, difícil de observar cuando estás ahí metida, cuando el estar contigo te produce mucho mayor disfrute que el estar con otro y cuando tu libertad, tus rutinas, tus horarios, tus caprichos, tu comida, tu tiempo, tu silencio y tu cama están tan impregnados con el perfume de tu piel que para que entre otro olor en tu vida tiene que “dejarte sin sentido”.

Por ese motivo “soy de las que” sus amigos son AMIGOS, no conocidos, contados con los dedos de una mano y a los que considero uno de mis más preciados tesoros.

Los que tenemos este tipo Energía, tan “antisocial” como dicen algunos, que nos podrían dejar en una isla desierta y no echaríamos de menos nada ni a nadie porque poseemos un mundo interior tan vasto como el universo (eso no quiere decir que no amemos sino que no necesitamos), nos la hemos ganado “a pulso”.

Para llegar a este estado, hemos pasado por muchas noches oscuras, vagado por ellas con todas nuestras sombras, sin bastones, sin empujones y sin palmaditas en la espalda ajenas, con los únicos abrazos de nuestros brazos y los únicos besos de nuestros labios. Hemos decidido levantarnos, dar un paso adelante, salir ahí fuera y entrar aquí dentro a enfrentarnos a todos nuestros temores. Y seguimos haciéndolo cada día, y seguimos ELIGIENDO ser nosotros mismos, ser auténticos, coherentes con nuestro Sentir, con nuestra verdad, seguir a nuestro corazón, a nuestra intuición, por mucho que el exterior no lo entienda, por muy en contra que vaya de “lo normal”, por muchos “qué rara eres” que te lancen, por muchas miradas de incomprensión que te enfoquen, por mucha culpa que te atormente y por muy de otro planeta que te sientas….primero SOMOS nosotros y luego el resto. 

Nos es que pasemos de todo y de todos, es que respetamos mucho nuestra libertad de Ser lo que en ese momento estamos siendo y sintiendo y, de igual modo, la de los demás.

Algunos lo llaman egoísmo, yo lo llamo Amarme, serme fiel aunque a veces ni yo misma “me esté de acuerdo” y aunque a veces ni yo misma me entienda.  

¿Podemos vivir sólo con nuestro Amor? Sí, claro, pero ¿desde cuándo la Vida prefiere vivirse en solitario teniendo millones de latidos con los que poder bailar? 

El Amor no se puede meter en un recipiente porque se moriría, se ahogaría. No puedo quedarme con todo ese Amor que he ido cultivando, que he ido limpiando, recordando, abrillantando, afinando porque se me escapa de las manos, porque mi cuerpo, mi pecho se me queda muy muy pequeño para tanta inmensidad. No se puede acumular, no se puede encarcelar, no se puede poseer, por muy “mío” que sea (que no lo es). 

El AMOR verdadero es libre y yo no soy nadie para decirle dónde debe permanecer para “toda la vida”. ¿Para qué quedármelo todo para mí si cuando lo dejo ir, cuando lo suelto, es cuando me siento más Feliz, más plena, más completa?

Aunque nazcamos y muramos solos, no lo estamos. Formamos parte de una manada de seres humanos que están deseando compartirse pero que no lo hacen porque nadie les ha enseñado a hacerlo, porque alguien les contó que existen lobos muy feroces que se disfrazan de abuelitas para ganarse la confianza de aquellos que son bondadosos, compasivos, generosos e inocentes para así luego saciar su hambre y “comérselos con patatas”. Y se lo Creyeron, y nos lo creímos, y nos pusimos una armadura para que tapara nuestra Sensibilidad y una venda en los ojos para no ver nada más, para no darnos cuenta de la belleza, de la Luz que brilla tras todas esas caretas, tras todos esos personajes, tras todo ese maquillaje con el que nos dibujamos un rostro tan poco natural, tan poco Real.

La Familia, nuestra familia (que no es solo la biológica), está para gozar de los buenos momentos y también para apoyarse mientras se nos está rompiendo el Corazón. 

AMAR es dar

AMAR es recibir

AMAR es confiar

AMAR es permitir

AMAR es dejarse AMAR


Archivado en: SENTIRES Tagged: amor, compasión, unidad