Dentro de una semana, acabará la primera fase del crowdfunding de La Invisible, un centro cultural y social situado en el centro de Málaga que lleva abierto desde 2007 y que, tras su fantástico y multitudinario funcionamiento durante años, y tras un primer compromiso con el ayuntamiento en 2012, vió la solicitud de cesión directa del edificio denegada en 2013.
Incluso llegó a ver sus puertas cerradas durante un breve periodo de tiempo, debido a un informe que señalaba fallas relativas a la reglamentación para las actividades de libre concurrencia, hasta que la presión popular hizo que se reabriera, aunque sin posibilidad de realizar actividades públicas hasta solucionar el conflicto. Ahora, para afrontar las reparaciones que les exigen a través de ese informe, y dado que la Invisible no recibe ningun tipo de subvención, han recurrido a este tipo de recaudación para poder realizarlas.
Acudimos a Eduardo Serrano, persona que conoce de primera mano lo que alli está sucediendo, para que nos informara un poco más sobre el tema, ya que forma parte de un pequeño grupo de arquitectas y arquitectos que, aunque desde la modestia de los limitados recursos con los que se dispone, se han conjurado para apoyar y trabajar en este proyecto, y hacerlo desde la mayor de las exigencias conceptuales, técnicas y metodológicas.
Eduardo nos ha hecho llegar la siguiente carta abierta en la que tratan de informar y recabar apoyo para la Invisible:
La invención social y cultural suele abrirse camino con dificultad. Se enfrenta a dos tipos de obstáculos: por un lado a los sectores sociales que no desean que su situación de privilegio sea alterada y, por otro lado, al reto de que las nuevas ideas se entiendan. Son ideas que forman parte de paradigmas emergentes y poco conocidos, pero que están en la génesis de los procesos de transformación. Estos cambios son imprescindibles en momentos de crisis. La crisis misma supone una llamada de atención. Es ampliamente compartido que hay iniciativas de orden cultural y social que tejen redes, producen enjambre y polinizan ideas según modos de hacer en común, de manera que abren oportunidades insospechadas, contribuyen a la necesaria diversidad y revitalizan el conjunto. A todo ello se dirige la corriente que reclama el fin del monopolio técnico y político en la toma de decisiones con trascendencia social. Es el caso de aquellas relativas a los espacios habitables, que todavía se toman sin tener en cuenta a sus moradores y usuarios. A esta tendencia de fondo pertenece la reivindicación de la participación responsable, que en experiencias más actuales es ya una verdadera intervención. Los cambios conceptuales son inseparables de un rescate de las palabras. En el contexto que nos ocupa decir habitar es nombrar el vínculo entre habitante y espacio habitable. A la vez es denunciar la separación de los habitantes y los espacios habitables que los modos económicos imperantes operan (millones de casas sin gente, millones de personas sin vivienda digna).
En este sentido la Casa Invisible de Málaga supone un habitar. Hay un acomodo de los habitantes y del espacio habitable sin la violencia propia de los procesos habituales, que, aunque nombrados con la misma palabra, a menudo fuerzan la reconversión de los inmuebles en pura mercancía inmobiliaria o financiera. No ha hecho falta que este inmueble tuviera un cierto grado de protección. La actitud de cuidado del edificio es inherente a la iniciativa de la Casa Invisible, lo que se ha materializado en un plan de rehabilitación integral. Se trata de un plan innovador, pues no sigue las pautas del modelo arquitectónico imperante. Por el contrario, dentro de un estricto modelo de rehabilitación según los saberes de la bioconstrucción aplicada a edificios con antigüedad, se respeta tanto el sistema constructivo con el que fue concebido como sus materiales. De este modo, el ensamblaje gracias al que se ha mantenido en pie y en buena salud, es conservado en cada uno de sus aspectos. Todo ello mediante la actuación por fases, sin interferir en el funcionamiento del centro y en íntima relación con las necesidades de sus habitantes. El precepto que ha regido el proceso ha sido máximo conocimiento con mínima intervención. Este proceder no solo es pertinente en el actual momento, cuando lo prioritario pasa por aprovechar la enorme cantidad de edificios sin uso: también resulta ejemplar para la necesaria reconversión de la actividad inmobiliaria, hasta ahora afín al modelo antes aludido, y que sin duda es cómplice de la crisis habitacional de este país. De la misma manera que se exige pericia e imaginación técnica, resulta necesario un cambio de perspectiva en lo jurídico: un cambio enfocado a una más fiel concreción de los derechos fundamentales y a una reinterpretación innovadora de las normas vigentes.
La Casa Invisible siempre ha mostrado voluntad de alcanzar acuerdos con el Ayuntamiento que permitiesen la regularización de su situación y la materialización del plan de rehabilitación mencionado, cuya ejecución ha sido imposibilitada por la falta de cesión de uso del espacio. Y sin embargo, si no hubiera sido por los cuidados y actuaciones de la comunidad Invisible, el edificio se encontraría en ruinas o, cuando menos, fuertemente transformado por los planes municipales. Esto resulta ciertamente grave, toda vez que hablamos de un edificio para el que ahora el Departamento de Conservación de la Gerencia de Urbanismo Municipal recomienda la protección máxima. Entendemos que el plan de rehabilitación es parte sustancial del proyecto social y cultural que desde hace casi ocho años se ha cumplido y desarrollado con creces y ante el cual el Ayuntamiento de Málaga mostró en su momento una inteligente sensibilidad. Se trata de la dimensión territorial que desemboca en una profunda y permanente reflexión sobre el papel de la técnica, de los saberes asociados y de sus profesionales en las prácticas que han provocado la actual crisis, y que resulta un mérito para la Casa Invisible, reconocido tanto dentro como fuera de Málaga. Por todo lo aquí expuesto es que demandamos la continuidad de esta valiosa experiencia, en la que se incluye el plan de rehabilitación propuesto. Para ello el Ayuntamiento debe llegar a un acuerdo con los actuales gestores del espacio, que ya han demostrado sobradamente su capacidad, creatividad, compromiso y responsabilidad, además de una gran tenacidad y entrega, en lo que sin duda es uno de los espacios emblemáticos de la ciudad de Málaga.
Eduardo Serrano es arquitecto y ha desarrollado un extenso trabajo de reflexión sobre las implicaciones urbanas y territoriales de los movimientos sociales contemporáneos. Forma parte del grupo de arquitectos que quieren ayudar y apoyar técnicamente a La Casa Invisible.
Más información:
Goteo - Crowdfunding La Casa Invisible
Web - http://lainvisible.net/
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Créditos de imágenes:
Imagen 01: La Casa Invisible (fuente: lainvisible.net)
Imagen 02: Recaudación mediante crowdfunding en la plataforma goteo (fuente: goteo.org)
Imagen 03: Taller realizado en la Invisible (fuente: lainvisible.net)
Imagen 04: Lugar de encuentro en el patio frente al edificio (fuente: lainvisible.net)
Imagen 05: Tras el conflicto con el ayuntamiento la Invisible ha recibido numerosos apoyos (fuente: lainvisible.net)