El miedo al rechazo es algo intrínseco en nosotros. Todos queremos simpatizar con los demás, llevarnos bien con ellos y evitar el conflicto. Sin embargo, a veces es necesario que las disputas ocurran, pues es normal que algunas ideas u opiniones se entrecrucen.
No por el hecho de contradecir a alguien estamos atentando contra él, ni menospreciando sus ideas, simplemente pensamos de otra manera. Si logramos aprender a respetar las formas de ver las cosas de los demás, sin que ello signifique estar de acuerdo con ellos, lograremos tener una mentalidad libre y sincera.
El objetivo es que estemos abiertos a la comunicación. Para hacerlo, escucharemos siempre atentamente al otro, nos formaremos una opinión al respecto y la expresaremos. Cuando aprendamos a hacerlo, nos daremos cuenta de que no hay nada que temer por decir lo que uno piensa, incluso nuestras relaciones se verán fortalecidas por ello.