Ya es hora de ir más allá de las terapias y las medicinas, ya es hora de elevar a la máxima potencia nuestra educación, ya es hora de preparar a educadores que enseñen a dejar de sufrir. No es necesario enseñar a ser feliz, nuestro corazón ya sabe, ya es fuente de alegría, tan solo hay que aprender a dejar de sufrir. ¿Podemos seguir educando en valores o preocupándonos del nivel de conocimientos de nuestros hijos y alumnos y no hacer nada para que aprendan a no sufrir ... ? ¿Podemos seguir educando trasmitiendo la cruz del sufrimiento ... enseñando sin aprender nosotros mismos a dejar de sufrir ...? Mis queridos educadores: educar es quitar cadenas para enseñar a volar. Una labor tan noble no ha de ser un deber, sino un privilegio, un regalo ... Cuando hoy miréis a vuestros hijos o alumnos preguntaos que podéis hacer para enseñarles a no sufrir, que es lo contrario de huir del sufrimiento. Los educadores hemos de aprender a conocer al ser humano por dentro y revelar las creencias limitantes que nos han hecho sufrir. Ya no podemos seguir diciendo que el principio socrático de "conócete a ti mismo" es importante y no enseñar autoconocimiento. Debemos empezar a explorarnos por dentro y descubrir las causas reales de nuestro sufrimiento, convertirnos así en educadores sin papeles de víctima; sólo así podremos entregar el don que todo auténtico educador ha de poseer: la alegría.
Ya es hora de ir más allá de las terapias y las medicinas, ya es hora de elevar a la máxima potencia nuestra educación, ya es hora de preparar a educadores que enseñen a dejar de sufrir. No es necesario enseñar a ser feliz, nuestro corazón ya sabe, ya es fuente de alegría, tan solo hay que aprender a dejar de sufrir. ¿Podemos seguir educando en valores o preocupándonos del nivel de conocimientos de nuestros hijos y alumnos y no hacer nada para que aprendan a no sufrir ... ? ¿Podemos seguir educando trasmitiendo la cruz del sufrimiento ... enseñando sin aprender nosotros mismos a dejar de sufrir ...? Mis queridos educadores: educar es quitar cadenas para enseñar a volar. Una labor tan noble no ha de ser un deber, sino un privilegio, un regalo ... Cuando hoy miréis a vuestros hijos o alumnos preguntaos que podéis hacer para enseñarles a no sufrir, que es lo contrario de huir del sufrimiento. Los educadores hemos de aprender a conocer al ser humano por dentro y revelar las creencias limitantes que nos han hecho sufrir. Ya no podemos seguir diciendo que el principio socrático de "conócete a ti mismo" es importante y no enseñar autoconocimiento. Debemos empezar a explorarnos por dentro y descubrir las causas reales de nuestro sufrimiento, convertirnos así en educadores sin papeles de víctima; sólo así podremos entregar el don que todo auténtico educador ha de poseer: la alegría.