¿APRENDER DE LOS MAYORES? (y II)

Por Mbbp

Continuación…

Es verdad que, cuando uno es joven, tiene dudas y busca el auxilio de sus mayores. Ese es el papel esencial de los padres y maestros en nuestra primera infancia. Todos lo hacemos! Pero también es verdad que, con su modelo, adquirimos también todos sus fantasmas, carencias y asignaturas pendientes de aprobar. Solo cuando uno es consciente de su individualidad irrepetible y única, adquiere su propia manera de andar y es capaz de crear su propia vida! Pero sabiendo que todas esas creencias, actitudes y/o hábitos que ha heredado y que configuran su historia, condicionan nuestra manera de andar el camino, aunque sea de manera inconsciente. Es entonces cuando se debe tener el valor de cuestionar y luego elejir qué quiere uno y qué no en y para su vida! No todo lo que vimos, aprendimos y vivimos antes nos ayuda a ser, sentir y a transitar nuestra propia vida! Y eso incluye a las personas que han configurado nuestra historia. Debemos quedarnos solo con lo que nos ayuda a ser más nosotros mismos y con esas personas que realmente nos aportan algo en cualquier ámbito de la vida, sin intervenir en nuestras decisiones ni manipularnos, aunque sea todo ello disfrazado de amor o de presunta preocupación por nosotros.

Así, cuando uno profundiza en sí mismo, elige su propósito en la vida -adecuado a lo que es, siente y vive- y se rodea de todo aquello que le ayuda a llevarlo adelante, adquiere la madurez suficiente para alcanzar su cometido en la vida, que quizás tiene poco que ver con lo que habíamos creído o pensado para nosotros… o con lo que los demás decidieron por o para nosotros. Es entonces cuando, si pones toda tu ilusión y energía en lo que te propones, confías en ti y en la vida… ésta pondrá de su parte y te procurará el resto y a esas personas que te acompañarán en esta magnífica aventura diaria que es la vida, siempre sorprendente y casi nunca predecible! Por decirlo de alguna manera, uno consigue ser ya soberano y protagonista de su propia vida! ¿Por qué y/o para qué, entonces, buscar maestros o guías ajenos en nuestra vida? ¿Cuántas veces delegamos nuestra felicidad en los demás, ya sean padres, parejas, profesores o presuntos maestros? ¿Cuántas veces nos sentimos doloridos ante la impotencia -o su ausencia- de los demás para ayudarnos o, simplemente, para servir de ejemplo? Quizás el miedo tenga que ver en todo ello…

Cada uno es maestro de su propia vida! Y, en ella, uno escoje si vivirla desde la vejez prudente de una vida sesgada, presuntamente predecible e irreal o, en cambio, acepta la vida tal como es y lo hace desde la ilusión que le permita vivir su propia vida ya plena! Tu escojes. O vivir tu propia vida desde lo que eres y tienes tú en tu vida o bien vives la vida que los demás decidieron por ti! Lo haces con la ilusión de un niño que lucha por convertir sus sueños en una realidad y lo intentas tu gracias a tu madurez y a lo aprendido en tu vida, o bien te resignas a vivir una vida a medias, en la que los demás opinan y participan activamente, aunque suponga renunciar a lo que tú eres, sientes, piensas o deseas realmente en tu vida… y siempre habías soñado llegar a vivir!

Hay un momento en la vida en que aparece ese sueño que siempre habíamos tenido. Para verlo uno ha tenido antes que elegir su equipaje (todo aquello que le ayuda a ser y a crecer), aprender a vivir el hoy y estar siempre y en todo momento muy atento a lo que siente interiormente y a la realidad! Eso es, precisamente, la madurez, se tenga la edad que se tenga! Pero ese es un sueño que, para hacerlo realidad, ya se deben tener los ojos bien abiertos y solo hay que dejarlo fluir y tener el valor de vivirlo! En él se unen toda nuestra experiencia, valores, lecciones aprendidas en los fracasos, pasiones, asignaturas pendientes de aprobar y, sobre todo, lo que resuena en nuestro corazón! Es entonces cuando te das cuenta de que la madurez es una opción libre para saber y quererlo ver y vivir, así como para convertirlo en el propósito que da sentido pleno a nuestra vida! Lamentablemente o no, este sueño llega cuando uno ha vivido y aprendido lo suficiente, pero siempre y cuando el pasado y lo aprendido no hayan dejado secuelas y aún tenga la ilusión infantil para acogerlo y hacerlo realidad, en el hoy… y para siempre!

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