Aprender haciendo no es para todos, pero es lo mejor

Publicado el 16 enero 2017 por Davidsoler @dsoler

¿Por qué formarse sólo recibiendo conocimiento y “haciendo codos” no es lo mejor? ¿Por qué la participación en clase y el debate sí ayuda a aprender más y mejor? Aunque, lo admito, hay que estar preparado para aprender así.

El mundo de la formación está viviendo un cambio nunca antes visto y no sólo por causa de la tecnología (gran desarrollo de la formación online, os MOOC’s, nuevas formatos, duraciones y escuelas). Tenemos más información y formación que nunca. La gente no para de grabar vídeos explicando lo que sabe y al otro lado un montón de gente se prepara para tomar apuntes de lo que dice ese que sabe. Pero, ¿así se aprende? o ¿así aprende todo el mundo? ¿es la mejor manera de hacerlo?

Harvard “inventó” hace años el método del caso que, básicamente, permite aprender mediante la reflexión de los alumnos entorno a una situación real de una empresa y que va más allá del caso como ejemplo de lo explicado y que, a menudo, muchos profesores usan en clase (el ejemplo de toda la vida, vamos). Lo importante aquí es que el alumno prepare el caso, se haga preguntas, y trate de responderlas, y vea donde están los puntos importantes donde los directivos toman decisiones. Lo importante del caso es el debate que se genera en la clase, lo que un alumno pregunta o comenta, y donde el profesor básicamente actúa como facilitador. No es una clase magistral, no es un traspaso de conocimiento (aunque el profesor aproveche algunos momentos del debate para introducir un concepto clave). Obviamente el método del caso sólo sirve si tienes algo de experiencia profesional para poder “transportarte” y entender el entorno.

A esta forma de enseñar en algunas escuelas de negocio se une, la gran mayoría de veces, la evaluación de la formación vía el desarrollo de un proyecto (pequeños y específicos para las asignaturas y global para un postgrado o máster). Desarrollar un proyecto permite a un alumno poner en práctica lo que está aprendiendo y en un entorno real. Es la mejora manera de aprender. Lo que conocemos como “aprender haciendo”.

Yo, como Director de dos postgrados en EADA y como profesor, utilizo los dos métodos. En primer lugar porque el método de la escuela es ese mismo, el “learning by doing”, y, en segundo lugar, porque creo firmemente en ambos, especialmente en el segundo. Lo admito, no soy nada partidario de los exámenes de toda la vida básicamente porque creo que sólo ayudan a los alumnos que memorizan bien. Existen asignaturas en las que trabajar y evaluar por proyectos es complicado y, por lo tanto, pasar pruebas escritas sea necesario. Eso sí, estoy de acuerdo, por encima de todo, que generalizar es malo y que no todo el mundo puede aprender con un método como el del caso, del mismo modo que no todos los alumnos pueden o deben superar pruebas escritas como forma de evaluar su desarrollo.

Como creo que es el mejor método para aprender pero que no todo el mundo está preparado para utilizarlo y aprovechando que ahora mismo habrá profesionales buscando formarse en alguna business school, os voy a dejar algunos requisitos que son necesarios que el alumno entienda sobre este método:

  • Hay que tener capacidad de abstracción. Quienes están muy acostumbrados a que les dicten conceptos y a tomar apuntes van a tener que ser capaces de extraer esos conceptos de lo que se comenta durante el desarrollo del caso. Algunos serán explicitados por el profesor pero muchos no. Hay que ser un poco creativo y de mente abierta.
  • El debate y la reflexión es el quid de la cuestión. Los mismos problemas que presenta el caso se le podrían presentar a cualquiera de los que están en el aula y lo interesante es qué hubiera decidido cada uno y, sobre todo, argumentarlo. No hay un único camino para un mismo destino.
  • Por lo anterior, hay que estar dispuesto a participar. Sólo se aprende si se comparte el conocimiento, poco o mucho, que se tenga. Y si se pregunta. Y esa es una buena manera, también, de hacer esa abstracción que comentaba para sacarse las dudas de encima. Pero la respuesta la dará el propio grupo (con la ayuda del profesor). No debe buscarse ni en el caso ni el profesor.
  • Hay que tener capacidad de análisis global. El caso es una historia que, a menudo, tiene mucha literatura. Algunas cosas son importantes y otras no. Hay que ver toda la historia entera y luego fijarse en los detalles, donde se producen o se toman las decisiones que hacen que la resolución tome un camino u otro.
  • ¡El caso no tiene solución! No existe, en la mayoría de ocasiones, un final o un “pasó esto”. Pero es que eso tampoco es (lo más) importante. Lo importante es el debate y cómo vamos navegando por las diferentes fases de la historia para ir tomando decisiones. El caso cambia de clase en clase en función de la audiencia y de las decisiones que se toman (sí, es verdad, que el cuerpo principal no varía pero salen ideas distintas siempre). Sirve, sobre todo, para ver cómo se toman las decisiones estratégicas en función de un entorno concreto y de las (micro) decisiones que se tomaron antes.

Algo similar podría decir del desarrollo de un proyecto. Si el alumno no se esfuerza en hacer bien su trabajo, en profundizar en su tarea y entender y participar de lo que hace el resto del grupo, no aprenderá. Y lo grande, y mejor de un proyecto, es trabajarlo en equipo porque eso te obliga a vivir una situación real donde el grupo se asemeja al funcionamiento de una empresa.

Si, ahora que estás buscando un máster o postgrado, te hablan de estos dos métodos y no te sientes cómodo, te sugiero que vuelvas a la universidad. Y si te interesan, entonces pregunta bien cómo se trabajan, el feedback que se recibe, la dedicación y apoyo de tutores., etc. Vas a invertir una buena cantidad de dinero y es importante que tenga retorno.

CODA: Algunos colegios de primaria y secundaria, pocos y de manera aún incipiente, están implantando este tipo de formación por proyectos en lugar del clásico de memorizar conceptos y superar, después, pruebas escritas (que, insisto, en algunos casos son inevitables, por supuesto). Me parece que eso prepara mejor a los niños y adolescentes para lo que les va a ocurrir durante el grueso de su vida, tanto en lo laboral como en lo personal, y mucho más en un mundo que, si hoy esta super conectado, en 10 ó 15 años estará hiper conectado. Quizás no será vital para un médico o un mecánico pero sí para los que se desenvuelvan en entornos de empresas o donde las relaciones con otros sean su día a día.

¡Que tengáis una feliz semana!

Imagen del post cortesía de Binuri Ranasinghe bajo licencia CC.