Comentar que, cuando publico algún artículo que me envían, no cobro por ello. Me gusta colaborar con las personas que tratan de luchar por salir adelante en la vida. Sólo pido, como no podría ser de otra manera, mi libertad para decidir si el artículo va en contra de las cosas que suelo publicar y mi manera de entender la educación.
Contar con una atención temprana en casos de trastorno del lenguaje y de la comunicación es un factor decisivo en los futuros resultados de un niño con problemas de habla u otras patologías. El logopeda que lo diagnostique debe definir claramente todas las dificultades que está experimentando el niño a la hora de comunicarse, ya sea verbalmente, o de forma escrita y/o gestual.
Una vez definidos los obstáculos, la segunda parte de la terapia será lo más importante del proceso, y para afrontar dicha fase los ejercicios que elijamos pueden marcar una diferencia considerable en el ritmo de avance del escolar.
¿Qué clase de ejercicios elegir?
- Cuentos infantiles para trabajar la pragmática: tal y como recomiendan los logopedas de Centro López de Fez, los cuentos infantiles son uno de los principales ejercicios para crear y mantener una conversación con el niño especialmente con los más pequeños (alrededor de los 6 años), ya que a esa edad y con problemas de lenguaje les cuesta mantener conversaciones con fluidez.
- Trabalenguas para la pronunciación de sonidos finales: los trabalenguas son un magnífico ejercicio para trabajar la pronunciación de sonidos finales como la R, L, Z, S. Durante estos ejercicios se trabaja la posición de la lengua y el soplido para generar dichos sonidos.
- Canciones para la conciencia fonológica: crear una canción conjuntamente entre niño y logopeda para ayudarle a adquirir las habilidades de la conciencia fonológica a través de rimas, y a su vez aprender a pronunciar correctamente los diferentes fonemas.
- Ejercicios para mejorar la memoria auditiva: este ejercicio supondrá para el niño, y en cierta manera, un juego. El logopeda cogerá un objeto (unas tijeras, papel, un lápiz, etc) y provocar el sonido particular de ese objeto (el sonido del papel, de unas tijeras abriendo y cerrando, el sonido de un móvil)… cualquier objeto con un sonido particular servirá. El niño deberá sentarse con los ojos cerrados y adivinar de qué objeto se trata. Si le cuesta mantener los ojos cerrados el profesional puede hacer los sonidos escondiendo las manos, o detrás de una caja o superficie que permita ocultar el objeto que es.