Al fin y al cabo, al principio estaba el hombre que sabía fabricar herramientas de piedra, y entonces apareció el hombre que trabajaba el bronce, así que el primero tuvo que elegir entre aprender a crear bronce también o cambiar de profesión por completo. Y el hombre que sabía trabajar el bronce se quedó luego sin empleo por culpa del que sabía trabajar el hierro. Y justo cuando este se felicitaba por ser tan listo, llegó el hombre que sabía fabricar acero. Es una especie de baile, en el que nadie se atreve a parar porque el que pare se queda atrás. Pero ¿no es como funciona el mundo, en pocas palabras?
—A todo vapor, Terry Pratchett
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