Aprender siempre es bueno

Por Anaperezllinares
Hoy Papá fotógrafo ha participado en una conversación que luego me ha contado, en la que se decía que no era bueno leer sobre crianza, que cada madre sabe lo que tiene que hacer si necesidad de libros.
Como no he podido dar mi opinión al respecto, puesto que no estaba presente, me he quedado con las ganas, así que os la cuento a vosotras!!
En mi estantería hay 40 títulos al respecto, así que, como podréis suponer, me resulta muy agradable y muy positivo leer sobre este tema. 
Está claro que una madre se debe de guiar principalmente por su instinto, al margen de lo que lea o escuche, pero voy a hablar de mi caso en particular:
Cuando tuve delante a David y empezó a llegar a mi un montón de información de mano de amigos, conocidos, desconocidos y familiares, literalmente me bloqueé. Tenía tantas voces a mi alrededor, que no me dejaban escuchar la mía propia, la de mi instinto. Y empecé a obrar como buenamente podía, "a salto de mata", escuchando a este y a aquel.
Empecé a darme cuenta de que algo fallaba, puesto que no me sentía feliz y mucho menos realizada como madre, con la actitud que estaba tomando respecto a mi hijo. Empecé a oír una leve vocecita en mi interior que pedía a gritos ser escuchada. Y empecé a buscar, a informarme y a leer. Encontré libros fantásticos que me dieron suficiente fuerza y confianza en mi misma como para tomar mis propias decisiones, que casi siempre eran opuestas, o al menos puestas seriamente en duda por mi entorno mas cercano. Tras esas páginas encontré pediatras, psicólogos, antropólogos, que me decían que no era ninguna locura lo que mi instinto me pedía, que no estaba sola y que no estaba tan claro que estuviera equivocada...
Y el hecho de leer no implica que críe a mi hijo con un manual de instrucciones en la mano, solo pone de manifiesto mi gran pasión por la crianza, por aprender cada día un poco más sobre algo que considero complejo y de vital importancia para el desarrollo de mi hijo y del mío propio.
A mi me ha ayudado mucho y no solo no me ha alejado de mi instinto, sino que me ha enseñado a escucharlo, desoyendo lo que no considero útil, aunque sea mayoritario, siguiendo mi propio camino y tratando de ser coherente conmigo misma.
Poner en duda nuestros conocimientos y tratar de aprender nunca puede ser malo.