Los empresarios españoles que se reunieron con los alemanes esta semana para conocer los programas que reducen el desempleo juvenil tenían mucho más cerca a alguien que podía explicárselos por haberlos seguido: el Secretario General de CC.OO, Ignacio Fernández Toxo.
Aunque quizás Toxo rehuiría exponer su experiencia: tendría que reconocer que se formó durante el franquismo con esos sistemas, ahora alemanes, que le permitieron ser aprendiz y oficial con trabajo fijo en Bazán de Ferrol, hoy Navantia.
Uno de los errores del posfranquismo fue que para que nada recordara al dictador además de destruir lo malo suyo, también demolió lo bueno. Se tiró el agua sucia del barreño con varios niños dentro.
Así, se denostó y truncó una política hidráulica y de trasvases iniciada en la II República, y que Franco continuó para atenuar los déficits hídricos del país.
En nombre del ecologismo progresista se cancelaron los programas forestales, también iniciados en la República. "Cuando un bosque se quema algo suyo se quema", decía la publicidad con Franco aún vivo. El Perich, dibujante comunista, añadía "Algo suyo se quema, señor Conde" como si los bosques fueron sólo de la aristocracia.
Los expertos, los ingenieros de montes, no se atrevieron a protestar no fuera que los asimilaran al antiguo régimen; ahora apagamos incendios.
Otro niño desechado fue ese sistema de estudiantes-aprendices que formó millares de magníficos técnicos para distintas industrias y actividades.
Una estupidez ideológica: los creadores y primeros instructores de las escuelas de aprendices eran profesionales represaliados por el franquismo a los que se les impedía ejercer sus titulaciones en la construcción de buques.
Los reciclaban encargándoles enseñarle “las marías” a los aprendices.
Gracias a ellas los alumnos de Bazán en Ferrol, Cádiz o Cartagena resultaron técnicos cotizados en empresas de toda España, y centroeuropeas durante los años de emigración.
Fernández Toxo se dedicó al sindicalismo, pero su origen estuvo en aquellas escuelas que daban acceso además a las Universidades Laborales, otro niño arrojado también con el agua sucia.
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SALAS