[5’5/10] Wendy es crítica literaria y maneja la palabra con inteligencia. Pero se ha olvidado de vivir y de mirar a quienes le rodean, y quizá por eso ahora esté en trámites de divorcio en su matrimonio. Acuciada por a necesidad de abrirse al mundo y no permanecer encerrada delante de sus libros, decide aprender a conducir… y ahí es donde conoce a Darwan, profesor de una autoescuela -es sij y refugiado político- que la enseñará a ir por la carretera y por la vida. Básicamente esto es lo que nos cuenta “Aprendiendo a conducir”, última película de Isabel Coixet y un paso más en su carrera hacia un cine cada vez más descafeinado. Lejos queda la sutileza, intimismo y poesía de títulos como “Cosas que nunca te dije” o “La vida secreta de las palabras”… porque después llegaron historias anodinas y convencionales, con sentimientos explícitos y algo burdos, con personajes banales y carentes de alma. Y en esa línea hay que situar esta película, aunque su tono optimista marque una diferencia.
A la cinta y a Coixet le salvan Ben Kingsley y sobre todo Patricia Clarkson. Son ellos quienes dan vida a esa pareja de extraterrestres que no se encuentran cómodos en la urbe neoyorquina, uno por pertenecer a una cultura diferente y otro por vivir en el mundo de las letras. Ambos se sientan en la parte delantera del coche para guiar sus vidas con un volante y unos pedales. Él dispone de un espíritu trascendente que le hace ser “un buen hombre”, y ella de una capacidad de decisión que la ayuda a no frenarse ante los obstáculos. En la diversidad se entienden y sintonizan, y la culpa de esa complicidad la tienen los dos actores, magníficos y capaces de crear una atmósfera que la directora no ha sabido generar. Su planificación es anodina y su ritmo narrativo átono, y Coixet no consigue un solo clímax dramático ni emotivo, para discurrir todo a la espera de un final donde es evidente que Wendy aprenderá a conducir y a conducirse.
Por otro lado, la metáfora del coche como vehículo para la vida es simple y limitada en su obviedad. Interesante es la doble perspectiva para llegar al matrimonio, como acto concertado o como fruto del amor personal. Cuestión de cultura, y ahí está el resultado… pero ayuda a pensar. Gracias a Dios no desarrolla esa tesis porque el tono de la cinta es otro, más liviano y también más optimista. Y eso hay que agradecérselo, lo mismo que los apuntes cómico-irónicos que respiran algunas situaciones, aunque hubiera estado bien que enganchase al espectador por la vía de la emoción… y no lo hace. En definitiva, una película para ver a Clarkson y a Kingsley… pero no a Coixet, que parece haberse diluido en el mapa de las palabras de Nueva York.
Calificación: 5’5/10
En las imágenes: Fotogramas “Aprendiendo a conducir” (Learning to drive), película distribuida en España por A Contracorriente Films © 2014 Broad Green Pictures y Lavender Pictures. Todos los derechos reservados.
Publicado el 8 julio, 2015 | Categoría: Año 2015, Comedia, Críticas, Drama, Hollywood, Romance
Etiquetas: amor, Aprendiendo a conducir, Ben Kingsley, Cosas que nunca te dije, Isabel Coixet, La vida secreta de las palabras, Patricia Clarkson